Ante las reliquias de San Judas Tadeo, el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Puebla, Francisco Javier Martínez Castillo invitó a los cristianos a tener la intención común para que el apóstol de Jesús, conceda a las y a los mexicanos, el don de la paz y erradicar la violencia desmedida en territorio nacional.

Durante los Santos Oficios en honor al Santo de las causas difíciles y desesperadas, pero también para que sus discípulas y discípulos, que colmaron la Catedral Metropolitana de la Angelópolis, pidió mantener el camino del apostolado y del bien común, que privilegian.

Priorizó que se debe dar la mejor versión de sí mismo para contribuir en la recomposición del tejido social, desde las familias para contribuir en mejorar la paz social.

"El Santo de las causas difíciles, imposibles y desesperadas por eso los invito a que todos tengamos una oración y una intención común en esta santa misa para que Dios por intercesión de San Judas Tadeo nos concede el don de la paz para nuestro país, que nos conceda el fin de la violencia, que nos conceda regresar a la experiencia de vida de cuerdo a la dignidad con la que el nos creó Dios".

Insistió que la falta de cercanía con Dios se observa en el mundo violento y agresivo en que se vive. Además reprobó todas las acciones que atentan en contra de la vida y de la dignidad de las personas.

Martínez Castillo, llamó no caer en la cultura del individualismo ni en la cultura del descarte, como se observa cotidianamente en territorio nacional. Advirtió que ese egoísmo en el que se ha caído, únicamente contribuye a privilegiar a la violencia, a someter a las personas y a manipular a la población.

"Cuánta falta nos hace la cercanía con Dios en un mundo tan violento tan agresivo a donde con mucha facilidad se transgreden los valores, que como personas humanas nos distinguen, a donde se atropella con tanta facilidad la dignidad de la vida a donde se agreden los aspectos más fundamentales que tenemos, como personas humanas solamente. En la medida que regresemos a Dios con experiencia profunda en él, estaremos en poder testimoniarlo porque tendremos fuerza, y si es la fuerza de Dios, quién podrá detenernos".