El Hospital Guadalupe atraviesa una crisis sanitaria, administrativa y laboral que amenaza con su cierre definitivo.

Trabajadores del nosocomio, a través de un comunicado dirigido al gobernador Alejandro Armenta, han alzado la voz para denunciar condiciones precarias, despidos injustificados y manejos financieros opacos que han llevado al deterioro de una institución que, por décadas, fue un referente médico en la región.

La situación ha generado un impacto directo en la atención a pacientes en el nosocomio ubicado en ubicado en la 16 Sur 1308 de la capital poblana.

Un hospital en declive

El Hospital Guadalupe, fundado como parte del legado del doctor Antonio Barranco Tenorio, ha visto mermada su capacidad operativa en los últimos dos años.

Según los trabajadores, la ocupación hospitalaria ha caído hasta un 80%, un reflejo de la pérdida de prestigio y calidad en el servicio. “De ser un orgullo médico, pasamos a un negocio de oportunidad donde cada área parece estar en remate”, lamenta el comunicado emitido por el personal, que describe un panorama de abandono.

Entre las principales problemáticas, los empleados señalan la falta de personal capacitado.

Médicos y enfermeras con experiencia han sido reemplazados por personal con historiales cuestionables, lo que ha comprometido la seguridad de los pacientes.

Además, las condiciones sanitarias son críticas: infraestructura obsoleta, escasez de insumos y mantenimiento deficiente han convertido al hospital en un espacio que dista de cumplir con los estándares de calidad.

Litigios laborales y despidos injustificados

El malestar entre los trabajadores también se centra en las prácticas laborales de la administración.

Una decena de empleados se encuentra en litigio por despidos injustificados, acusando a los directivos de no liquidarlos conforme a la ley y de emplear “argucias legales” para evadir responsabilidades.

“Nos dejaron en la calle sin respetar nuestros derechos”, señala el comunicado, que también apunta a una supuesta simulación de quiebra financiera para justificar el cierre del hospital.

Los trabajadores denuncian que la crisis económica del nosocomio no es solo producto de la disminución de pacientes, sino de decisiones administrativas cuestionables.

Reportes periodísticos han señalado deudas millonarias, presunta evasión de impuestos y manejos financieros poco transparentes, lo que ha agravado la situación y generado desconfianza entre el personal y la comunidad.

El llamado al gobernador

Ante este escenario, los empleados han solicitado la intervención urgente del gobierno estatal.

En su comunicado, piden al gobernador Alejandro Armenta que se realice una auditoría sanitaria, fiscal y laboral para esclarecer las irregularidades y garantizar la continuidad del hospital.

“No queremos que el Guadalupe cierre. Es parte de la historia de Puebla y merece ser rescatado”, expresan.

La petición incluye medidas concretas: sanciones a los responsables de las malas prácticas, apoyo para liquidar a los trabajadores despedidos y un plan de reestructuración que devuelva al hospital su capacidad operativa.

Los empleados también han instado a las autoridades a evitar que el nosocomio sea absorbido por intereses privados que prioricen el lucro sobre la salud.

Los trabajadores, por su parte, se mantienen firmes en su lucha por salvar la institución y recuperar su prestigio. “No es solo nuestro trabajo, es el derecho a la salud de miles de poblanos”, concluye su comunicado.

Mientras tanto, la comunidad espera respuestas de las autoridades. La Secretaría de Salud de Puebla no ha emitido un posicionamiento oficial sobre el caso, pero la presión social y mediática podría obligar a una acción inmediata.