Una selección comentada de las obras y artistas urbanos españoles de los últimos 30 años fue reunida en el libro “Los nombres esenciales del arte urbano y el grafiti español”, de Mario Suárez.

La publicación, que apareció este mes en librerías ibéricas,  constituye la primera historia del grafiti y el arte urbano en España, y reúne la obra de artistas como Muelle, Eltono, Noaz, Nuna Mora y Boamistura, entre otros, exponentes callejeros que han saltado de los muros a las galerías y museos, cambiando la manera de ver al arte y que, además han tenido el cobijo de artistas como Bansky.

Suárez, con un estilo periodístico, retoma la historia de este arte en España desde su nacimiento, a partir de la década de los 80, partiendo del artista Muelle que creó un estilo propio del que se han desprendido varias corrientes españolas.

Así, aborda la obra de los artistas que en esa época se apropiaban de vagones del metro, vallas publicitarias y paredes abandonadas para plasmar su arte, hasta su llegada a los museos en la primera década del siglo XXI.

Además de hacer referencia a la vinculación del grafiti con el “punk”, el “skate” o el “hip hop” y el “rap”, corrientes que se vinculan en el imaginario de los ciudadanos, analiza la influencia de las corrientes neoyorquinas o europeas y el surgimiento de otras “escuelas” en Barcelona, Sevilla o Levante.

Por último, el autor acerca a sus lectores a los museos y festivales de arte urbano, donde a partir de los años 90 comienzan a ser reclamados los artistas españoles y se crean grupos reconocidos a nivel mundial.

Actualmente, este arte vive una etapa de “postgrafiti”, con obras más simbólicas influenciadas por un mensaje político o social, además de que el internet ha sido un impulso más a nombres internacionales como Bansky, Obey o Invader, a los que se han sumado los de artistas urbanos españoles con influencias del grafiti neoyorquino.

Según los promotores del volumen, gracias a este medio electrónico, el grafiti ha entrado de lleno al mercado del arte, donde varias instituciones se han acercado a estos artistas españoles, que han cobrado relevancia internacional.

Mario Suárez concluye la introducción de “Los nombres esenciales del arte urbano y el grafiti español”, recordando que la Real Academia de la Lengua Española, en la revisión de sus diccionarios en 2010, añadió la palabra grafiti, quitándole una efe y españolizando el término de origen italiano, que se arraigó en los trenes neoyorquinos.