La división entre judíos y cristianos ocurrió después de la muerte de Jesús, cuando los israelitas habitaban la provincia romana de Judea y los seguidores del cristianismo se esparcieron.

Pero Jesús fue judío toda su vida. Y muy devoto: iba siempre a la sinagoga, donde relataba sus parábolas y salía al paso de los desafíos que le presentaban los fariseos.

Los judíos mesiánicos -una secta poco conocida del judaísmo- aceptan a Jesús como el Mesías -el enviado o ungido de Dios- pero a diferencia de los cristianos, consideran que nunca vino a fundar una nueva religión.

Para arrojar luz sobre esta fe, BBC Mundo entrevistó al rabino Yosef Harvey Koelner, de la sinagoga Beth Avinu, en Florida, Estados Unidos.

Aunque su rito es muy parecido al tradicional, con lecturas y cánticos de la Biblia hebrea, la diferencia fudamental es que "los ortodoxos todavía están esperando al Mesías y no creen que Y'shua -como se llama a Jesús en hebreo- es el Mesías", explica.

"Creen que adorar a Y'shua como el Mesías es idolatría, porque su doctrina dice que un hombre no puede ser igual a Dios".

Los judíos de la época de Jesús no creyeron en él porque no vieron cumplirse las profecías: esperaban un rey que los liberara del yugo romano. Para ellos es sólo un personaje histórico, ni siquiera un profeta.

Fuente BBC