En el recién inaugurado Museo del Ejército aún no se concluyen en su totalidad los trabajos. La gente se toma fotografías teniendo como fondo un avión de guerra del siglo pasado: afuera del museo, sobre la banqueta, se encuentra colocado un tanque, elemento que hace apenas visible la existencia del museo, en lo que fue la escuela 2 de Abril.

Por la tarde, luego de las 16 horas, frente al museo se despeja un poco el aburrimiento, trabajadores del Sindicato de Telefonistas, vestidos de negro, quienes marchan en solidaridad con los 43 normalistas de Ayotzinapa, cuando pasan empiezan a gritar consignas dirigiéndose al edificio: “Esos son, esos son los que chingan la nación”.

Aunque el clamor parece ser anecdótico, refleja el sentir de algunos sectores.

Para ingresar al inmueble hay que anotarse en una libreta y a continuación iniciar el recorrido, más guiado por la intuición que por alguna guía o información que proporcione información básica a los visitantes.

Los visitantes recorren con esmero las salas del nuevo museo del ejército. La afluencia de visitantes es concurrida en su primer día de actividades. Pero la obra aún no está terminada. Le faltan “detallitos”.
Trabajadores arreglan un barandal en el segundo piso.

Los baños del tercer piso no tienen las leyendas que indiquen que se trata de los baños de los hombres o de las mujeres.

Ni tampoco algún anuncio que indique que se tratan de los baños por lo que los visitantes tienen que adivinar o entrar al tanteo o simplemente bajar al primer piso donde se encuentran otros baños.

El elevador aún no funciona.

Sin embargo, el museo ya fue inaugurado a pesar de que todavía trabajadores terminan los faltantes del edificio.

Información a cuentagotas
Las salas carecen de indicaciones o de alguna nomenclatura señalando si se trata de una exposición permanente o temporal. En algunas de las salas el museo carece de un acervo propio; la mayoría de las piezas se trata de piezas de armamento prestadas o pertenecientes a la colección de algún particular.

Otra de las salas, en el segundo piso, está dedicada a los “militares poblanos distinguidos”. En una pantalla de televisión se muestran imágenes de los generales Maximino y Rafael Ávila Camacho. Y también del general Rafael Moreno Valle.

Las indicaciones museográficas son escasas. Lo que le impide al visitante adentrarse en la historia de nuestro país y su relación con el desarrollo del ejército mexicano. A pesar de que se trata de un museo para un público no especializado la información para los visitantes es bastante limitada.

En paneles se presenta información sobre los períodos históricos y el desarrollo del ejército pero la constante de la visita es que la información es escasa.

Por ejemplo, se presentan las armas pero no se informa las condiciones en que se usaban dichas armas o porqué el ejército determinó ocupar dichas armas.

En las salas, del primer piso se muestran en las vitrinas revólveres o pistoletas del general Rafael Moreno Valle, exgobernador del estado de Puebla.

Algunas de estas piezas fueron donadas al museo, pero la mayoría pertenece a la colección del general Rafael Moreno Valle.

Otras piezas provienen de museos o colecciones estatales; como del museo Zaragoza, o una maqueta del patio poligonal de lo que hoy es el Instituto Cultural Poblano, prestada por el Archivo General del Estado.

Aunque el museo ha sido presentando como un recinto que utiliza las tecnologías de la información y que es interactivo, lo más cercano a lo interactivo es la presentación en algunas salas de personajes de la historia.

Pero las presentaciones fijas en una pantalla es lo más tecnológico con que cuenta el museo.

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En la ceremonia de inauguración del Museo del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana, en el antiguo Colegio de Francisco Xavier en Puebla, la secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, resaltó que el nuevo inmueble cumple con la función de preservar el patrimonio histórico de las Fuerzas Armadas y acercar a la población a las labores militares.

El nuevo recinto tiene un alto valor turístico para los visitantes nacionales e internacionales, y contó con una inversión de 66 millones de pesos, integrados por la Sectur, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y el mismo gobierno del estado, señala un comunicado de prensa.

En compañía con el titular de la Sedena, general Salvador Cienfuegos Zepeda, y el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, la titular de la Sectur anunció que a partir del próximo 20 de noviembre y hasta finales de año su dependencia implementará una intensa campaña de difusión en medios para promover la red de museos de la Defensa Nacional.

La campaña tendrá una inversión de 4 millones de pesos y se realizará a través de medios electrónicos, así como en autobuses y exteriores, para aprovechar el potencial turístico de cada uno de estos 10 museos, ubicados en cinco entidades federativas. Ruiz Massieu destacó que México se enorgullece de sus fuerzas armadas, las cuales día con día refrendan su lealtad al estado mexicano a través del servicio a cada uno de los habitantes del país.

En su intervención, el secretario de la Defensa aseguró que este tipo de acciones enriquece la cultura y permite comprender el presente y proyectar el futuro. Añadió que este museo es una puerta para conocer el interior de las Fuerzas Armadas en un sitio tan emblemático como Puebla.

Por su parte, el gobernador Moreno Valle reconoció el apoyo de la titular de la Sectur, quien ha contribuido a ampliar el sector del estado y aprovechar las ventajas con que cuenta, entre ellos sus atractivos turísticos y bellezas naturales e históricas.