Las "grandes preguntas" no son las que cambian el curso de la historia, o de la vida como la conocemos, sino sobre las que volvemos cada cierto tiempo. Filosofía en la calle (Ariel), de Eduardo Infante, nos pone frente a varias de ellas.

La filosofía, nos dice el autor, no es para llenarse la cabeza de palabras extrañas y pensamientos abstractos y poco relacionados con lo que nos pasa; tiene que ver con lo que decidimos a diario y, sobre todo, con la manera en que queremos que se desarrolle nuestra existencia.

A manera de una cautivadora serie de TV, en la que cada capítulo nos deja reflexionando y debatiendo por mucho tiempo, Eduardo Infante nos pone a discutir, junto con filósofos de todas las épocas, acerca de temas como la creencia en un dios, la mentira, el sufrimiento, el temor a la muerte, el feminismo… Todo entrecruzado con referencias cinematográficas y literarias que hacen emocionante la conversación, para llegar a la manera de presentar un argumento lógico y personal.

"¿Cómo se supera una ruptura sentimental? ¿Cómo se afronta la muerte de un ser querido? ¿Cuánto necesitamos comprar para ser felices? ¿Decir 'yo también' es lo mismo que decir 'te quiero? ¿Cuándo deberíamos fiarnos de la Wikipedia? ¿Debe un hombre ser feminista? ¿Sirve de algo rezar?".


Filosofía en la calle es, además, una obra interactiva, pues al final de cada capítulo hay un código QR que nos lleva a Twitter para participar en la discusión junto a otros lectores. Ningún tema ha sido agotado, más bien se trata de abrirse a distintas ideas sobre cada uno.

"Uno de mis queridos profesores decía que, cuando no sabía qué hacer, le consultaba a sus amigos muertos. Tomaba un viejo libro de su estantería y, como por arte de magia, unas manchas de tinta sobre un papel lo conectaban con la mente de un sabio que había vivido en el siglo IV a. C..

Descarga aquí el primer capítulo

Sobre el autor

Eduardo Infante enseña Filosofía en bachillerato con métodos nada convencionales: explica a Aristóteles paseando por el parque, invita a practicar el cinismo en las calles comerciales de la ciudad de Gijón y reta a sus alumnos en Twitter (@eledututor). Quince generaciones llevan ya su marca. Su perro se llama Nietzsche.