La necrópolis para mascotas más antigua, alojada en el antiguo puerto romano de Berenice, conocido actualmente como Medinet-el Haras, en Egipto, aloja cerca de 600 gatos y perros, que fueron depositados en el lugar, hace 2 mil años.
El campo santo apareció en unas dunas fuera de las murallas de la ciudad. Los investigadores de la Academia de Ciencias de Polonia lo encontraron debajo de un basurero romano y creen que el cementerio fue usado especialmente entre mediados del siglo I hasta mediados del II después de Cristo, cuando Berenice era un bullicioso centro que comerciaba con marfil, telas y otros artículos de lujo procedentes de India, Arabia y Europa.
En 2017, el equipo dirigido por Marta Osypinska ya había desenterrado los restos de unos 100 animales, la mayoría de los cuales eran gatos. Pese a que las evidencias mostraban que habían sido cuidados como mascotas, algunos arqueólogos plantearon la posibilidad de que los huesos hubieran sido desechados como basura
Ahora ya se han encontrado 585 esqueletos, que han sido analizados con detalle gracias a la ayuda de un veterinario que determinó la causa de la muerte, la dieta e incluso la salud de las mascotas. La conclusión es que todos estos animales de compañía fueron depositados con cuidado en fosas bien preparadas, según explican en un artículo publicado en la revista World Archaeology.
Muchos estaban, además, cubiertos con textiles o piezas de cerámica que formaban una especie de sarcófagos. Los gatos, que representaban el 90% del total de los restos, llevaban collares de hierro u otros enhebrados con vidrio y conchas. Pero también había perros y dos especies distintas de macacos. Algunos de estos animales procedían de fuera del continente africano.
Entra las mascotas enterradas en Berenice había muchas que presentaban lesiones y enfermedades que habrían impedido su supervivencia de no ser por los cuidados de los humanos. Los canes, que representan alrededor del 5 por ciento de los entierros, tendían a ser mayores cuando murieron. Muchos habían perdido casi todos sus dientes y padecían degeneración articular.
Con información de La Vanguardia.