El Templo de Nuestra Señora de la Merced, que se encuentra en el Centro Histórico de la ciudad de Puebla, después de los daños provocados por el terremoto del 19 de septiembre de 2019, no solamente volvió a abrir sus puertas a todo público, sino que está siendo embellecido en todo su interior para lucir majestuoso para mayor gloria de Dios y nuestra Madre Santísima la siempre Virgen María, además de contribuir al crecimiento del turismo de nuestra ciudad capital.

La Orden de la Merced fue fundada en 1218 por San Pedro Nolasco en Barcelona, España. Los primeros religiosos mercedarios llegaron a Puebla en 1598, y se establecieron en una ermita de los Santos Cosme y Damián que recibieron por parte del Obispo Diego Romano, y que después sería construido en ese mismo lugar lo que hoy en nuestros días es el Templo de Nuestra Señora de la Merced y ex convento de San Cosme y San Damián, que se encuentra en la esquina de la 5 Norte y 10 Poniente en el Centro Histórico de la ciudad, fue terminado y consagrado en 1659. Se encuentra a cargo de los religiosos mercedarios de la Provincia de la Natividad de la Virgen María, (Provincia Mercedaria de México).

La fachada del Templo es de cantería, labrada por Julián de Cárdenas, tiene dos cuerpos y un remate sobre un gran muro de sillares o piedras labradas en cuatro conjunturas rehundidas, en estas se encuentran al centro en relieve la Imagen de la Virgen de la Merced cargando al Niño Jesús, entregando el escapulario de la Orden a San Pedro Nolasco, y también se encuentran esculturas de San Cosme, San Damián, San Pedro Armengol y San Ramón Nonato.

En su interior, el Templo posee tres naves, en el Altar Mayor está el camerín donde se encuentra la Imagen de Nuestra Señora de la Merced, obra del gran escultor Gora, a los lados del altar se encuentran dos lienzos con la genealogía de los santos y santas mercedarias, la torre del campanario tenía dos cuerpos, pero en momentos históricos de nuestra ciudad y nuestro país fue blanco de ataques militares, quedando solo un cuerpo de la misma torre hasta nuestros días. A un costado se encuentra la capilla dedicada también a Nuestra Madre Santísima y el convento donde viven los religiosos que ejercen su ministerio sacerdotal.

El Templo sufrió serios daños a causa del terremoto del 19 de septiembre de 2017, por lo que estuvo cerrado durante varios meses, cabe destacar, que a la llegada de Fray Octavio Escobar Rangel, Superior y Rector actual, se encargó de realizar las gestiones necesarias con las autoridades para comenzar con la etapa de restauración para ser abierto nuevamente.

Sin embargo, en marzo de 2020 llegó a nuestro país la pandemia de COVID19 provocada por el virus SARS-COV2 que continúa hasta nuestros días, y atendiendo a las recomendaciones de las autoridades civiles y eclesiales tuvo que cerrar nuevamente sus puertas.

Al día de hoy ya se encuentra abierto nuevamente, y bajo la dirección de fray Octavio Escobar, trabajando incansablemente en diferentes dinámicas y el apoyo económico de los fieles, no solo se han reparado los daños provocados por aquel terremoto de 2017, sino que ahora se sigue trabajando en el embellecimiento de la casa de Dios.

Concretamente en el Altar Mayor, los laterales y las naves del interior del Templo se han colocado múltiples molduras y se ha comenzado a aplicar sobre las mismas el oro fino, todo esto es un trabajo que lleva mucho tiempo y dedicación, además de ser muy costoso, que poco a poco gracias a Dios va rindiendo sus frutos.

La comunidad de este Templo sigue solicitando el apoyo de la feligresía en general, para continuar los trabajos hasta su terminación, ya que además de embellecer la casa de Dios se contribuye al turismo de nuestra ciudad, porque es de destacar, que se ha tenido la visita de personas no solo de nuestra ciudad o nuestro país, sino de público extranjero que queda sorprendido con el avance de las obras.

Por José Misael Andrade Díaz