Escuelas, boulevares, calles y centros comerciales siguen recordándole a Puebla la heroica y fatídica lucha del 18 de noviembre de 1910, cuando las fuerzas federales de Porfirio Díaz irrumpieron en la casa donde los hermanos Aquiles, Máximo y Carmen Serdán fraguaban los inicios de la Revolución Mexicana. Ahora uno de sus herederos busca que el legado de la gesta sobreviva más allá de los libros de texto y los balazos aún impregnados en la fachada de la avenida 6 Oriente.

A finales de 2022, Máximo Serdán Espinosa, bisnieto de Aquiles, se dio a la tarea de rescatar y actualizar ese fragmento de la historia. Junto con sus tíos, creó la Fundación Familia Serdán, escribió un libro y emprende una cruzada para convertir esos recuerdos y valores en una parte de la identidad de Puebla, destacando la aportación que, desde esta trinchera, pueden generar a favor de la educación, la cultura y otras causas sociales.

Este ímpetu viene de familia, explicó durante una conversación con Intolerancia Diario, pues tanto los Serdán, como los Alatriste, antes de 1910, ya se habían involucrado en diversos eventos de trascendencia para la historia del país. “Traían en la sangre valores muy arraigados de participar en los temas comunes, de ahí que fueran parte de un proceso de cambio que vivió hace 100 años nuestro país, un proceso en el cual estamos aun transitando”, destacó.

Sin embargo, para el ingeniero civil y agricultor, tomar el lugar que ahora defiende fue un proceso que le ha tomado toda una vida. “De niño era una sorpresa, el hecho de que yo me apellidara como calles o como el aeropuerto, como un estadio”, menciona.

Aunque, admite que durante su adolescencia se lo tomó con más calma, siempre prevaleció el orgullo, por lo que es a partir de su etapa adulta cuando asume la responsabilidad de retomar y trabajar esta herencia, la cual había sido reservada por las generaciones anteriores ante una experiencia que, en realidad, fue catastrófica para la familia.

Desde el hoy Museo de la Revolución Mexicana, Serdán Espinosa relató que los hechos, en los que además de Máximo y Aquiles, otras 14 personas perdieron la vida, significaron, además, la viudez, la orfandad y el encarcelamiento, sucesos que dejaron “heridas familiares” que apenas han sanado a 100 años de distancia.

“La vida hace que en este momento sea oportuno abrir un poco esa parte de la historia, compartirla y sobre todo buscar incidir en las nuevas generaciones y rescatar valores que se vivían y se vivieron en esta casa”.

Desde relatos “en blanco y negro” hasta una fundación

Precisamente, años atrás, ya había tomado la iniciativa de preservar los relatos que contaba su abuela, Isabel Álvarez Dávalos, al respecto de sus conversaciones con Carmen Serdán, recopilados ahora en el libro “Ser hecho en México”, presentado el pasado noviembre.

“Es el mismo fragmento de la historia, pero visto desde el ángulo familiar”, destaca Máximo Serdán, al indicar que fue durante la pandemia de coronavirus cuando comenzó a reunir los documentos y grabaciones, con la finalidad de compartirlo “en blanco y negro” y “brindar contexto de lo que se vivía en esta casa como familia”.

La fundación Familia Serdán, con Máximo como presidente del patronato, está enfocada a temas educativos y culturales “con los que se buscará la manera de trascender esta parte de la historia” hasta llegar a las nuevas generaciones, la que insiste, no será una herencia solo para sus hijos, sino para los poblanos y México.

“Lo que estoy buscando no es posicionar o exaltar el apellido, porque eso ya está, lo que busco es hacer ver a los poblanos en particular, que Serdán es parte de la historia de Puebla y, desde luego, de México y que como poblanos tenemos una gran responsabilidad, porque hemos sido parte o fuimos la chispa del inicio de un proceso de transformación, entonces, es momento en esta etapa de reflexionar y accionar esta participación”, señala Máximo, asegurando que el legado de los hermanos Serdán Alatriste aún tendrá muchos sucesos por contar.