Pese a que el trabajo en las fuerzas básicas ha sido muy productivo, el objetivo principal de ser campeón en el club Guadalajara se quedó sin cumplir durante el 2011, en el que una vez más la actitud visceral de Jorge Vergara generó un cambio de técnico.

El primer semestre del año no fue nada sencillo para los de la "Perla de Occidente", ya que durante las 17 fechas de la fase regular les costó mantener una regularidad futbolística y de resultados, todo ello combinado por la ausencia de jugadores lesionados o llamados a selecciones menores, donde Chivas es un gran proveedor.

Fue prácticamente hasta la última fecha del Torneo Clausura 2011 cuando logró su pase a la fase final y eso lo obligó a tener que enfrentarse al primer clasificado, Tigres de la UANL, serie que parecía muy desequilibrada y en la que fue etiquetado como víctima segura.

La liguilla le vino bien a los tapatíos que demostraron su potencial ofensivo en esta serie, al definirla prácticamente en la ida con un triunfo de 3-1 y cerró en la vuelta con empate a un gol, para así colocarse en semifinales donde enfrentó a Pumas de la UNAM.

Fue una eliminatoria muy cerrada, en la que tuvo los argumentos futbolísticos para salir avante, mas no así la contundencia, su principal problema durante toda la temporada.

Pese a esta situación, fiel a su estilo, la directiva decidió no contratar a nadie que pudiera ayudar a Erick Torres a cargar con el peso de la ofensiva y se la siguió jugando con la cantera, lo que seis meses después le seguiría cobrando factura.

Para el Apertura 2011, la misión del técnico José Luis Real seguía siendo la misma: sacar jugadores de las fuerzas básicas, pero con la obligación de luchar primero por ser protagonista y posteriormente alcanzar el título.

Durante las primeras jornadas no pudo contar con gente como Jorge Enríquez y Erick Torres, entre otros, debido a su participación en el Mundial Sub-20 celebrado en Colombia, ausencias que el "Güero" cubrió muy bien, pues se encontraba en la pugna por la cima general.

Con una racha de cinco partidos sin ganar y pese a estar a solo dos puntos del primer sitio, Vergara Madrigal decidió remover a Real y jugársela con Fernando Quirarte, un icono como jugador, pero que tenía ocho años sin dirigir.

El "Sheriff" aprovechó por completo la base que Real había formado desde hace tiempo y en seis partidos de la fase regular sacó tres empates, con tres triunfos, incluido el "clásico nacional" ante América.

El problema fue que perdió el partido más importante, la ida de cuartos de final ante Querétaro, juego en el que estuvo lejos de demostrar el por qué fue líder general al igual que en la vuelta, donde dominó pero una vez más la falta de contundencia frente al marco, lo dejó fuera, para sumar un año más de fracaso en su búsqueda por el campeonato del futbol mexicano. (Con información de Ricardo Blancas Ávalos)