Josep Guardiola redobló su apuesta de jugar sin delanteros al dejar en el banquillo azulgrana inicialmente al argentino Messi, con gripe. A cambio, el técnico del Barcelona llegó el equipo de jugadores “pequeñitos” que se incorporaron al ataque como avispas.
A la cabeza de todas las maniobras se pusieron Xavi Hernández, impecable en la distribución de balón, y Cesc Fábregas, inapelable en su ejecución. El antiguo jugador del Arsenal fue encargado de marcar los dos primeros goles, ambos en la primera mitad.
A los 13 minutos, Xavi Hernández vio el desmarque de su compañero y Cesc marcó por bajo con facilidad. Más bonito fue el segundo tanto, a los 18 minutos, de nuevo con Xavi como asistente. Cesc definió con un virtuoso lanzamiento elevado que provocó la admiración del Camp Nou.
Osasuna se rindió ante el barsa
El Osasuna jugó con atrevimiento, pues no dudó en presionar la salida del balón del Barcelona con muchos jugadores. Pero tuvo dos problemas: rara vez robó el cuero y cuando lo hizo apenas le duró la posesión.
La reanudación propuso un escenario muy similar, aunque el Barcelona tardó en sentenciar. Esperó hasta los 15 minutos de la segunda mitad, cuando salió Messi al campo entre el clamor de la hinchada.
La entrada del argentino reactivó al Barcelona, que cobró nuevo impulso en su deseo de ampliar la cuenta y dejar prácticamente sentenciado el pase.
El tercer gol llegó a los 72 minutos, poco después de que Messi errara en un mano a mano con el arquero. A la segunda ocasión no perdonó y marcó con un cabezazo imparable llegando desde atrás.
Ya en el descuento llegó el cuarto gol, en una acción personal del argentino. Messi contró cerca del área y armó su pierna a velocidad de vértigo para poner el balón junto a un palo. El crack del Barcelona deja su firma hasta cuando tiene gripe.