El comité organizador del XLVI Súper Bowl informó hoy antes que diese comienzo el partido que toda la capacidad hotelera de la ciudad había sido ocupada, incluyendo el 90 por ciento de las habitaciones que estuvieron vendidas desde hace un año.
Según los datos ofrecidos por la Oficina de Turismo de Indianápolis, más de 13 mil habitaciones disponibles en la ciudad y sus alrededores están ocupadas.
Todo esto a pesar de lo elevado de los precios, que de 100 dólares un fin de semana en un hotel de dos estrellas cercano al aeropuerto, pasaron a mil 840 dólares durante la celebración del Súper Bowl.
Igualmente aumentó el costo del alquiler de vehículos. Un modelo que en un fin de semana regular costaba 100 dólares, durante el Súper Bowl se ha incrementado hasta los 600 y ya no hay disponibles.
El estacionamiento que existe frente al Lucas Oil Stadium, donde se disputa el partido, pasó de cobrar 60 dólares, valor durante la temporada regular, a 500 por un espacio en sus instalaciones en el Súper Bowl.
Las entradas para ver el partido se agotaron rápidamente y las últimas 3 mil que fueron puestas a la venta por internet costaban 2 mil 100 dólares y eran para los niveles más altos del estadio.
Esas mismas entradas en la reventa ya han sido vendidas a más de 10 mil dólares.
Los palcos de lujo completos cuyo valor era de 520 mil dólares, fueron todos vendidos.
El precio medio de una entrada para ver el Súper Bowl en Indianápolis fue de 3 mil 984.73 dólares, un 9.17 por ciento superior a la media del año pasado en Dallas, que fue de 3 mil 649.91 y el 71.07 por ciento más alto que el precio para el Super Bowl XLIV, que se disputó en Miami y llegó a los 2 mil 329.26.