Como se esperaba sucediera en el primer duelo, ayer sí se tuvo un choque de titanes desde el centro del diamante. Madison Bumgarner y Doug Fister salieron con una serpentina indescifrable que al cerrarse el sexto rollo tenía en la pizarra: 12 ceros, 11 ponches, seis hits y dos pasaportes. Pero un pequeño descuido acabó con Detroit y le abrió la puerta del triunfo a San Francisco; una gran puerta por la que entraron por segunda vez y a la cuál, sólo necesitan llegar un par de ocasiones más para alzar su séptimo título en las Mayores.
Ahora no hubo un ‘Panda’ imparable al bat que resolviera todo con tres swings. Los lanzadores se encargaron de llevar el ritmo de juego pitcheo a pitcheo y eso provocó un espectacular enfrentamiento que tuvo al borde a los aficionados.
Aunque había emoción en la tribuna, la tensión era la que dominaba, porque sabían que un descuido podría costar caro. Tras seis tandas sin movimiento, ese descuido llegó en la séptima baja y fue contra los visitantes.
Hunter Pence abrió con hit y con pasaporte a Brandon Belt había dos en los senderos. El esperado toque de sacrificio llegó, pero fue tan perfecto que Blanco puso a Doña Blanca a caminar coquetamente entre el pasto y la línea de foul. Y su paso se detuvo a la mitad del camino de home a tercera en terreno de fair.
Caprichosa pelota que no se quiso salir ante la mirada de los defensivos, que eso esperaban.
Casa llena, sin out y una rola a segunda para doble play que podría ser negativa, fue la que le permitió a Pence llegar a home con el 1-0.
Todavía en el octavo rollo un fly de sacrificio le dio una de colchón al pitcher de origen mexicano Sergio Romo, quien cobijado con la canción de ‘El Mechón’ de la Banda MS, subió al centro del diamante para dominar a los últimos tres bats felinos para agenciarse el salvamento.
Así, a pesar de cumplir con seis capítulos de una sola anotación, Doug Fister cargó el descalabro, ya que Bumgarner tuvo la suerte de no sufrir un descuido que acabara con su actuación, y que le quitara el triunfo que se apuntó en una noche especial.
Y de nuevo, tras 3:12 horas de beisbol, el parque AT&T de San Francisco y el cielo californiano se llenaron de “I left my heart in San Francisco (dejé mi corazón en San Francisco” interpretada por Tony Bennett.