José Alberto Vázquez

Con una misa flamenca se recordó a Antonio Campos “El Imposible”, el mejor torero que ha dado Puebla al mundo de la tauromaquia, al conmemorarse el 49 aniversario de su muerte.

Como es costumbre año con año, los aficionados a la fiesta de Cúchares, agrupados en La Peña “El Imposible”, ayer sábado 28 de los corrientes a las 12:30 horas, organizaron la Misa Flamenca en memoria del torero de leyenda, misma que fue oficiada por el padre Rubén Aldana Aguiñaga, en la parroquia de la Medalla Milagrosa.

Los mejores artistas de Flamenco en Puebla, los hermanos Héctor y Pilar Talavera, interpretaron, durante la misa, diversas melodías originarias de Andalucía, España.

Recordemos que Carlos Antonio Moreno Campos surgió para la historia taurina de América como un valiente novillero que murió muy joven, pero que pasó a ocupar un lugar inmortal en la suerte de Cúchares, al crear un muletazo de altísimo grado de dificultad que pocos, muy pocos matadores de toros se atreven a realizar, porque en ese lance pueden dejar la vida en los pitones de su astado enemigo.

Este poblano es uno de los pocos toreros mexicanos que triunfaron en el viejo mundo en la época de oro de la tauromaquia mexicana.

Los cronistas españoles que reseñaron el espectacular muletazo, allá en el burladero de la monumental plaza La Venta de Madrid, España, señalaron que “este torero mejicano desplegó las alas de la imaginación para crear y recrear un muletazo imposible de repetir. Sólo porque lo hemos visto lo creemos”.

Tales expresiones han quedado para la posteridad en reconocimiento al arte, en homenaje a la creatividad y en el elogio al valor de este torero mexicano fuera de serie.

No sólo era el pase “El Imposible” lo que distinguía a este torero que nació en la ciudad de Puebla el primer tercio del siglo XX, sino que además hacía gala del sentido del temple cuidando con esmero la estética, el poderío con el toro y la capacidad de lidiarlo bajo las normas más estrictas de la técnica.

Carlos Moreno, como se anunció en su primera aparición como aspirante a novillero, hizo su debut como matador el 14 de junio de 1945 en la plaza de toros La Condesa, en la capital de la República.

Posteriormente, en los ruedos, cambió su nombre por el de Antonio Campos, que —decía— le daba más suerte.

El sobrenombre de “El Imposible” se lo dio la audacia de crear eso: una suerte imposible… ¡para los demás toreros!

Descanse en paz, Carlos Antonio Moreno Campos “El Imposible”.