Con su típica picardía en la cancha, donde regaló varios toques de taconazo y de primera, muy participativo y con el gafete de capitán, el veterano de 41 años de edad, Cuauhtémoc Blanco, recibió un homenaje esta noche en la cancha al jugar ante Israel.
En lo que fue el partido de despedida del “Tri” ante su afición, previo a iniciar la gira de tres partidos por Estados Unidos, que servirá de preparación antes de comenzar su actividad en la Copa del Mundo de Brasil 2014, el mediocampista fue un protagonista activo en su noche del adiós.
El tres veces mundialista fue protagonista en el tiempo que estuvo en la cancha, cobijado por el público, que le brindó una ovación al momento de darse a conocer su nombre en el sonido local durante las alineaciones y que coreó “¡Cuauhtémoc, Cuauhtémoc, Cuauhtémoc!” apenas a los dos minutos de iniciado el partido.
Pidió el balón de forma continua, repartió un par de taconazos que el público celebró en grande y ejecutó los tres tiros de esquina que tuvo México en el primer lapso, dos por derecha y uno por izquierda.
También cobró un tiro libre, a unos 10 metros fuera del área por el centro, que mandó por arriba del ángulo izquierdo, aunque quizá le faltó la “Cuauhteminha”, que hizo famosa ante Corea del Sur en Francia 1998.
A los 28 minutos, aunque el equipo había funcionado de manera correcta y había generado algunas oportunidades de peligro, el técnico Miguel Herrera mandó a calentar a Javier “Chicharito” Hernández y Raúl Jiménez, para sustituir al ídolo, quien dio su máximo en busca de irse con un gol en su despedida con el “Tri”.
Casi cuando se cumplían 38 minutos, el joven Raúl Jiménez, canterano del América, de donde surgió Blanco al profesionalismo y con el cual se coronó en 2005, se perfiló para sustituir al veterano, quien para el Torneo Apertura 2014 volverá al máximo circuito con Puebla, después de vestir las casacas de Irapuato, Veracruz y Lobos BUAP en la Liga de Ascenso MX.
Blanco corrió hacia territorio mexicano para encontrarse con el guardameta José de Jesús Corona, a quien colocó el gafete de capitán, para luego darle un abrazo y desearle suerte en el Mundial.
De ahí se fue a la línea de banda para ser sustituido por Raúl Jiménez y luego recibir la felicitación del técnico Miguel Herrera y sentarse en la banca del “Tri”.
Instantes después, como preámbulo al gol de Miguel Layún, la afición empezó a corear “¡Oe oe oeee Temo, Temo!”.
Al culminar el primer tiempo, los integrantes de la selección mexicana se reunieron con Blanco Bravo por el banderín de media cancha y le entregaron un “Botín de Oro”, en reconocimiento a su trayectoria.
El veterano agradeció el gesto con aplausos, lo tomó en sus manos, lo abrazó y luego caminó al centro del campo y lo levantó al aire para fundirse en el festejo con la afición.
Posterior a ello dio una vuelta a la cancha acompañado por un grupo de niños, para después unirse a su madre, sus dos hijos, amigos y su representante, José Manuel Sanz, en el círculo central.
Todos ellos vestían una playera blanca con vivos en verde, que tenía la figura del futbolista al frente, con el número 10 y el “C. Blanco” en la espalda.
Ahí dio un mensaje en su estilo, donde agradeció el apoyo de la afición, que culminó con un “¡Y Viva México, cabrones!”, que generó una nueva carretada de aplausos y muchas risas por su estilo único hasta el final.
Instantes después se escucharon las notas de la clásica canción para despedidas, “Las Golondrinas”, que generaron nostalgia en su pequeña, quien lo abrazó todo el tiempo mientras el grupo caminó hasta la línea de meta del arco norte, donde fueron captados por decenas de fotógrafos.
Foto: Agencia Xinhua