Este fin de semana el ciclismo colombiano volvió a estar en boca de todo el mundo, pero no por causa de los triunfos de Rigoberto Urán o Nairo Quintana.

En su lugar fue un polémico uniforme el que terminó concentrando la atención de la prensa internacional en las partes privadas de un grupo de corredoras bogotanas.

El conjunto, que mezcla el rojo y amarillo de la bandera de Bogotá con detalles color beige en el vientre y bajo vientre de las ciclistas, fue empleado por un equipo femenino de la capital sudamericana en el recién concluido Giro de la Toscana.

Y la impresión de aparente semidesnudez creada por el uniforme hizo que las redes sociales hirvieran con comentarios –en su mayoría negativos– durante todo el fin de semana.

"Inaceptable bajo cualquier estándar de decencia", fue de hecho la valoración que este lunes hizo del uniforme el presidente de la Unión Ciclista Internacional, Brian Cookson.

Y la atención mediática hizo que la UCI anunciara que se pondría en contacto con las autoridades federativas colombianas para recordarles sus responsabilidades.

La polémica, sin embargo, tomó por sorpresa tanto a la Liga de Ciclismo de Bogotá, responsable por el equipo, como a las corredoras colombianas.

Y la explicación que estas ofrecen para el uniforme parece darle razón a aquellos que han sugerido que el verdadero pecado podría estar en el escándalo.

Color dorado

En las redes sociales y los foros de discusión de los medios de comunicación que han retomado la noticia, sin embargo, son precisamente las aparentes connotaciones sexuales del uniforme la que ha generado el furioso debate.

Y las posiciones por lo general se dividen entre aquellos que los consideran de mal gusto y quienes creen que la sugerida desnudez de las corredoras no debería ofender a nadie.

Aunque también abundan aquellos que lo critican porque creen que el uniforme intenta explotar la sexualidad femenina con fines promocionales y quienes han visto en el mismo una denuncia por el poco patrocinio al ciclismo femenino.

La explicación de Ríos para el cuestionado diseño, sin embargo, es mucho más sencilla.
Aunque la joven de 22 años de edad admite que asumió la tarea para ahorrar gastos, tal y como viene haciendo desde hace dos años.

"La intención era usar los colores oficiales de todos los patrocinadores. Y el color beige era en realidad un color dorado, el color de uno de ellos. Pero a lo que se imprimió en la tela quedó de ese color beige".

"Y por el afán (la prisa) de irnos a competir a El Salvador, en febrero, decidimos dejarlo así. No nos pareció desagradable y necesitábamos el uniforme para competir, porque no teníamos más dotación", explicó desde Italia.

Según Ríos, en esa primera carrera nadie se escandalizó por la indumentaria, que tuvo que ser valorada técnicamente por los responsables de la prueba.

"No le vimos más trascendencia", agregó la joven, quien aseguró que ni ella ni sus compañeras esperaban viajar luego a Europa en representación de su país para terminar siendo conocidas mundialmente por ese detalle.

Y las autoridades de la Liga de Ciclismo de Bogotá sostienen que la polémica fue magnificada por el afán sensacionalista de algunos medios y la publicación de una imagen que transmite una impresión de desnudez que no se corresponde con la realidad de la indumentaria.

"Sorprendidas y curiosas"

Por lo pronto el escándalo ha distraído la atención de la que fue una carrera histórica para el equipo de corredoras bogotanas, que nunca habían participado en una prueba de la talla del Giro de la Toscana.

"Fue la prueba más importante para nosotros como equipo y a nivel personal, ya que nunca habíamos tocado tierras europeas", explicó Ríos en su declaración.

"Pero más que molestas con la polémica estamos sorprendidas, curiosas. Tal vez por el lugar en que nos encontramos no nos damos cuenta de la magnitud del tema", aseguró la ciclista.

Según Ríos, sin embargo, "también hay expectativa e incertidumbre (de qué va a pasar) cuando lleguemos a nuestro país, debido a la trascendencia que ha tenido el tema".

Y por lo pronto la corredora no sabe si el equipo bogotano seguirá empleando el polémico uniforme en lo que queda de la temporada.

"Todavía faltan algunas carreras, así que tal vez sigamos usándolo", destacó.

"A menos que las empresas patrocinadores o los nuevos patrocinadores que puedan surgir, las personas que quieran hacer parte de este movimiento que se ha formado, nos brinden asesorías nos den algunos patrocinios o apoyos nuevos para ver si lo cambiamos", aventuró desde Italia.

Y, en medio de todo, Ríos y sus compañeras están seguras de una cosa: la polémica no evitará que sigan compitiendo, representando a su país y "haciendo lo que más nos gusta, que es practicar el ciclismo en ruta".

Y tal vez, con algo de suerte, de lo que se hablará la próxima vez será de sus resultados. Foto: Twitter @Ultimo_KM1