Puebla es uno de los estados de la República más ricos en cuanto a fósiles. Destacan comunidades como Tepexi de Rodríguez y San Juan Raya, incluso la cantera de Tlayúa está considerada como la zona más importante a nivel mundial, en la que se pueden encontrar peces fosilizados.
A pesar de toda esta riqueza, en la entidad no había un espacio dedicado al análisis de estos vestigios, hasta que hace dos años la Escuela de Biología de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) abrió un Laboratorio de Paleontología en el que se desarrolla una exhaustiva investigación para formar la "Colección Paleontológica del estado de Puebla".
El maestro en ciencias Carlos Castañeda Posadas, al frente de dicho proyecto, señaló que se trata de reunir la mayor cantidad posible de información de los fósiles que hay en el territorio poblano, para compararlos con otros existentes en el país y el mundo.
"Uno de los fines de la investigación, es tener una colección sobre la que se pueda enseñar, adiestrar y preparar a nuevos científicos en el área de la paleontología, que conozcan qué son los fósiles y cómo se encuentran, para que después ellos puedan emprender sus propias investigaciones."
Desde 2008 el académico de la Escuela de Biología prepara estudiantes en la recolección de materiales fósiles, su análisis e identificación. A la fecha se han recolectado alrededor de unos 2 mil: mil 200 de plantas y 800 de animales; de ellos, se han identificado 15 especies de los géneros Guarea, Petiveria, Salix, Lamiaceae y Cornaceae en el caso de fósiles de plantas, y en mamíferos Mammuthus, Mammut, Bison, Equs y Cuvieronius.
Entre lo que se ha fichado "resaltan hojas de 25 millones de años de edad muy bien conservadas, ya que incluso se puede ver su ‚Äòvenación‚Äô, así como piezas de mamíferos de gran tamaño como mastodontes, bisontes, caballos y camellos; por ejemplo, tenemos un colmillo de mamut de dos metros de largo, y se tiene el registro de muchos fósiles que no se habían visto en Puebla, como conchas que datan de hace más de 100 millones de años.
"También hemos encontrado registros de pisadas de dinosaurio de las que no se tenía conocimiento; éstas son de tipo redondas (que pertenecieron a especies como los ‚Äòcuellos largos‚Äô) y de tres dedos", indicó el investigador.
Se han determinado cuatro zonas principales de fósiles: Tepeji de Rodríguez, San Mateo Mimiapan y San Juan Raya en Puebla, y la comunidad de Panotla, del estado de Tlaxcala.
Los vestigios más antiguos que los investigadores han encontrado en Puebla son los del complejo de Acatlán y datan de hace 250 millones de años, por lo que es posible que haya vestigios en todo el territorio poblano.
Trabajo de forenses
"Ningún paleontólogo llega a la zona y hace un hoyo porque sí", expresó Castañeda Posadas al cuestionársele sobre la colecta, conservación e identificación de fósiles.
"Lo que se hace primero es ir al campo apoyado por mapas geológicos, donde se indica la edad de las rocas de diferentes zonas; dependiendo de eso, llegamos a las comunidades y platicamos con sus habitantes o caminamos por los cerros y barrancas observando el suelo y así vamos encontrando los fósiles. Una vez que se conocen las condiciones del material, o estado de fosilización, se planea la extracción y en esta tarea no siempre es necesario cavar."
Después de su recolección, el fósil llega al Laboratorio de Paleontología de la Escuela de Biología de la UAP, donde se utilizan ácidos, brochas, pinzas y otros utensilios para limpiarlo. Luego se le aplica resina, pegamento y lacas, o bien se deshidrata para su conservación. Posteriormente se catalogan y guardan en cajas de cartón para prevenir que la humedad los deteriore.
"Estos materiales están disponibles para que los alumnos interesados los estudien. Analizan las características morfológicas de éste y empiezan a revisar la bibliografía, con el fin de identificar el tipo de organismo del que se trata."
Por otra parte, para determinar la edad del fósil existen dos métodos: el relativo, que se realiza a través de estándares básicos preestablecidos a nivel mundial y que se comparan con las características del material en cuestión; y el método absoluto, en el que se estudian algunos minerales que se forman en las rocas y que por medio de isótopos radioactivos (como el carbono 14 y el uranio), y con análisis matemáticos, químicos y físicos se obtiene la edad de estos materiales.
El método que más se utiliza en la Escuela de Biología es el relativo, "ya que el absoluto es muy costoso, además de que instituciones como Pemex tienen establecidos los rangos de edad de las rocas en sus bases de datos; sin embargo, cuando no estamos seguros de estos datos, tomamos una muestra de la roca y la mandamos a Estados Unidos para que las analicen".
El maestro en ciencias reconoció este es un trabajo lento "porque de alguna manera somos como forenses: tratamos de identificar cómo se llamaba el material y qué hacía en el lugar donde lo encontramos; éstas son cuestiones que a la larga proporcionan mucha información sobre lo que ocurrió hace cientos de millones de años en el planeta en cuanto a la biodiversidad y clima".
Los antecedentes
La UNAM al no tener la capacidad de albergar tanto material se propuso que cada estado tuviese su propia colección paleontológica. En la actualidad, en México existen tres colecciones importantes, que están en la UNAM y los estados de Chiapas y Guadalajara; Monterrey está ya formando la suya y la colección poblana que está a cargo de la Escuela de Biología es la quinta en la República que se está formando y cataloga.