Afirmó que cuando la propuesta sea obligatoria en todas las instituciones escolares de la entidad, será más complicado consolidar el proyecto porque necesitan personal suficiente para atender las cerca de 10 mil tiendas escolares que hay en el estado.
González de Rosas dijo que aunque la propuesta tiene mucha nobleza, porque coadyuva para lograr que los menores de edad y los jóvenes mejoren sus hábitos alimenticios, también es cierto que las cooperativas y las tiendas dentro de las escuelas no pueden ser vigiladas en su totalidad, por lo que se abre la posibilidad de que vendan “alimentos chatarra”.
Por lo anterior —indicó— resultará muy difícil consolidar el proyecto, porque además los recursos que manejan esos negocios son considerables tanto para los directivos de las instituciones escolares como para las personas que los manejan.
Hábito familiar
Aurora González reiteró que la recomendación es trabajar desde los hogares para que los estudiantes se alimenten sanamente, pero como un hábito y no como una imposición.