El investigador de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la institución dijo que la máxima casa de estudios del estado de Puebla es hoy en día un modelo para otras universidades del país, incluida la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Es el mejor modelo de ley que se tiene, la mejor estructura, que ha dado excelentes resultados para la sociedad, para la comunidad universitaria y para el sector productivo”.
Evolución desde la crisis
Sin embargo, para el analista político, el lugar que tiene actualmente la universidad estatal poblana tiene que entenderse en diferentes dimensiones: “De entrada, hay que entender la crisis de la UAP en 1989, también en 1972 y en 1987 donde fue la ‘universidad democrática, crítica y popular’, época en que estaba de moda la universidad de masas.
”Donde todo mundo votaba de manera universal y libre, todos los universitarios elegían al rector pensando que la UAP era un Estado o un municipio, y que el rector era un gobernador o un presidente municipal.”
Raimundo García García agregó que aquélla era una decisión muy equivocada de la izquierda poblana y que desafortunadamente terminó en el conflicto de 1989, cuando se presentó la crisis y era rector Samuel Malpica Uribe, porque la UAP estaba metida en muchos asuntos, menos en el académico ni en la investigación y tampoco en la difusión de la cultura, que son sus tareas fundamentales.
“La universidad tomaba camiones, calles, secuestraba tráileres, pipas y verdaderamente desatendía sus tareas sustantivas; eso derivó en una crisis en la Escuela de Medicina que el rector no supo resolver y terminaron destituyéndolo.”
El proyecto de nueva universidad
El politólogo de la universidad estatal poblana recordó que el proyecto de la nueva universidad no es de ningún poblano, lo enarbola el maestro en Ciencias Juvencio Monroy, al que lo nombran rector interino para terminar el periodo de Samuel Malpica Uribe.
“Al que, por cierto, no lo dejan terminar pero que tiene el privilegio de entender las nuevas directrices del Estado mexicano que había cambiado hacia un proyecto neoliberal. En aquel momento era secretario de Educación Pública Manuel Bartlett Díaz, y el subsecretario de Educación Superior marcaba las nuevas líneas de la universidad de futuro.”
Con la crisis de 1989, refirió el analista político de la institución, se utiliza a Puebla como el espacio para modificar el sistema universitario mexicano y se manda una nueva ley al Congreso del estado para que se sentaran las bases de una universidad organizada que se dedicara a sus tareas sustantivas; ese proyecto lo envía Juvencio Monroy al Congreso, que a su vez lo manda a consulta, pero cuando se da cuenta la izquierda, que estaba dividida entre malpiquistas y velecistas, se asustan porque ven que el negocio se les va de las manos, quitan a Monroy y ponen a Jean Pandal para hacer el proceso de transición y llega el último rector electo por voto universal y secreto, José Marún Doger Corte.
En ese mismo contexto, el vicerrector de Extensión y Difusión de la Cultura, Fernando Santiesteban Llaguno, reveló que la llegada de José Marún Doger Corte a la rectoría fue un parte aguas, porque se presentaron cambios en la ley y el gobierno del estado permitió el autogobierno, donde no decidía una junta de notables y se modificó la inequidad entre sectores.
“Antes prevalecía el control partidista, así llegó Samuel Malpica Uribe, que convenció a las masas y no importaba la opinión de la academia.”
Raimundo García García recordó que al estar sentadas las bases, al Congreso del estado en aquel momento no le quedó de otra más que sacar una nueva ley en 1991: “Esta ley, que rige a la universidad hasta la fecha, y posteriormente viene el modelo que permite que la universidad no entre en crisis”.
Cambios legislativos y el enfoque de modernidad
Santiesteban Llaguno recuerda que en los años 70 y 80 el poder estaba en manos de los estudiantes, del populismo, pero una década más tarde, en los 90, llegan los grandes cambios y se impulsan los equilibrios de fuerzas entre académicos y estudiantes: “Ese fue un parte aguas; después, en 1992, se presenta un nuevo esquema, con la votación universal directa, donde los votos pesan lo mismo para cada sector, por lo que se consolida el voto sectorial”.
En esos cambios, afirmó Fernando Santiesteban Llaguno, también se incluyó la figura de la Comisión de Auscultación, que actualmente es el “filtro” para que no se presente en la contienda electoral quien no cumpla con las características que demanda el cargo, pero además se impulsaron las campañas cortas, donde se especifica que la jornada electoral debe llevarse a cabo aunque solamente exista un candidato.
Los últimos rectores
Esos cambios en la legislación, afirmó Raimundo García García, permitieron la reelección de José Doger Corte, y después dos periodos de Enrique Doger Guerrero, dos periodos de Enrique Agüera Ibáñez, “y viene la primera de Esparza Ortiz” en un ambiente de tranquilidad, de organización y sobre todo, de estabilidad, donde las tareas sustantivas, que son la educación media superior, la educación superior, la investigación de tipo humanista y científica y la difusión de la cultura, se cumplen como lo manda la Constitución”.
Después de los años 90, recordó el investigador universitario, la elección de rector de la UAP se realizó de manera tranquila, pacífica y ordenada, realmente se apega al reglamento interno de elección de autoridades universitarias, se respeta la institucionalidad y aunque para este 2013 hubo tres registros, se requiere la auscultación y para ser competitivo se necesita tener por lo menos el apoyo de 50 por ciento de la comunidad académica, “y lograrlo requiere un trabajo arduo y previo para poder ir ganando simpatizantes y no es una tarea fácil que se pueda hacer de la noche a la mañana”.
En ese contexto, el académico afirmó que en la contienda electoral, que concluye este miércoles 11 de septiembre, es viable que sea candidatura única: “Vamos los universitarios a la elección sin ningún problema, para que de ahí se mande a los consejeros para que hagan el respetivo nombramiento”.
Los retos de Alfonso Esparza Ortiz como futuro rector
Para Raimundo García García, la universidad estatal poblana está organizada sistemáticamente para que funcione de manera auto referencial, cada unidad académica se autorregula y al hacerlo perfecciona sus niveles de internacionalización, de desarrollo académico, de profesionalización, de avance en la investigación, de acceso a bolsas de recursos: “Esto se viene desarrollando y la UAP con su nuevo modelo, lo aplica de manera exitosa y se convierte en la mejor universidad de provincia”.
Es por eso que —desde su perspectiva— el reto fundamental para el rector y los directores de unidades académicas es mantener los estándares de calidad, no permitir por nada que se caigan esos estándares de calidad en cada uno de los rubros y a partir de ahí seguir con la mejora continua.
Por eso lo que tiene que hacer Alfonso Esparza Ortiz es dar continuidad a los proyectos de calidad que se lograron en los últimos años, para lo que tiene una ventaja: “Él conoció la otra universidad, la ‘democrática, crítica y popular’ y conoce ésta; ha estado en varios cargos, yo creo que es la persona que tiene todo el conocimiento y la habilidad para continuar desarrollando a la UAP como una de las mejores universidades del país”.
En ese mismo sentido, Santiesteban Llaguno reveló que los retos en el futuro inmediato son claros, porque la sociedad vive en un mundo con cambios radicales y constantes, por lo tanto, se tiene que formar a la gente para el cambio, para el mundo del futuro, porque el de hoy es un mundo de cambios constantes, “y el mundo exige trabajo en equipo, responsabilidad y multiculturalidad”, por eso remató que tiene que venir la consolidación de la internacionalización, que los jóvenes se formen en otros idiomas y en otros países.
La UAP, concluyó Fernando Santiesteban Llaguno, tiene que entregar a la sociedad personas formadas como profesionales y profesionistas que sean útiles, “lograr la formación integral de los alumnos, no ratones de biblioteca, tienen que ser ciudadanos útiles que cambien el mundo a favor, para dar esperanza al mundo en que viven”.
Enrique Doger Guerrero
Fue funcionario y profesor universitario en el estado de Puebla, ocupó diversos cargos dentro de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) y fue miembro de diversas asociaciones profesionales nacionales e internacionales. Fue rector de la UAP de 1997 a 2001 y de 2001 a 2005.
En el año 2004 fue electo a la presidencia municipal y deja la rectoría a sólo año y medio de concluir el segundo período para el que había sido electo en el cargo, en virtud de que fue designado por decisión del consejo político municipal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) como candidato a la presidencia municipal de Puebla.
Roberto Enrique Agüera Ibáñez
Académico de Ciencias Políticas y Administrativas, fue rector de la Universidad Autónoma de Puebla, primero con carácter interino para el período 2004-2005, y después —con carácter estatutario— para los periodos 2005-2009 y 2009–2013. Fue director de la Facultad de Administración, vicerrector de Docencia, secretario general y rector. Al final de su mandato como rector, Enrique Agüera Ibáñez fue elegido como candidato de la coalición 5 de Mayo, conformada por el PRI y el Partido Verde, para la presidencia municipal de la ciudad de Puebla.