Decenas de personas transitando por los pasillos, estudiantes trabajando en sus computaras y revisando libros de los estantes, madres cuidando de sus hijos mientras éstos juegan (…) Parece un día normal en la Biblioteca Central Universitaria (BCU) de la UAP, cuando de repente sucede algo inesperado: el sonido ensordecedor de una alarma inunda todo el lugar y las personas deben comenzar a movilizarse para salir del edificio.
Se escuchan gritos de ayuda en la cafetería de la planta baja, así como en los dos primeros pisos de la biblioteca, el sonido de un impacto fuerte y cosas que se rompen; empieza a salir humo de uno de los laboratorios de cómputo, seguido de una silueta tirada en el piso moviéndose de manera brusca y una madre descontrolada por encontrar a su hijo.
Fue así como se vivió el simulacro total con previo aviso con hipótesis de sismo de 6.7 grados en escala de Richter, con cadena de calamidades que se realizó en la BCU la tarde de este viernes.
La actividad comenzó en punto de las 13 horas y contó con la supervisión de la Dirección de Apoyo y Seguridad Universitaria (DASU), a través de la Coordinación de Protección Civil, quienes se encargaron de medir la capacidad de respuesta que desarrollaron los ocupantes del inmueble en una situación de contingencia.
Silvia Jaime Hernández, directora general de Bibliotecas, dio a conocer que el simulacro tuvo una duración de 18 minutos y que: “En total, se evacuaron a 440 personas, entre ellos alumnos, visitantes y padres de familia, no hubo daños materiales y se presentó un saldo de seis lesionados (actuados)”.
Tras el simulacro, la funcionaria destacó que “debemos estar preparados para cualquier tipo de contingencia”, por ello todo el personal de la BCU ha recibido los cursos pertinentes para poder actuar en caso de una emergencia, ya sea un sismo, un incendio o una persona con alguna crisis o daño físico.
A su vez, Karina Díaz López, encargada de la Biblioteca Infantil, expresó que: “Esta área es la más vulnerable por el tipo de usuarios que tenemos, que van desde recién nacidos hasta mujeres embarazadas; por eso, al realizar estos simulacros es importante que ellos se sientan con la confianza de que estamos preparados para evacuar o hacer lo requerido en un momento de emergencia”.
Para llevar a cabo este ejercicio se contó con la participación de siete integrantes de la Escuela de Arte Dramático de la UAP, quienes interpretaron a personas con diversas contusiones en el cuerpo, así como heridos con quemaduras, crisis epiléptica, debilidad visual con crisis conversiva y una madre desesperada por no encontrar a su hijo, quienes fueron “rescatadas” del edificio por las brigadas de la biblioteca y puestas en la zona de seguridad para ser atendidas a la brevedad.
“La importancia de este simulacro operativo en la Biblioteca Central es que se pone a prueba la autoevaluación que generan las acciones de su unidad interna de protección civil, debido a que existe una gran afluencia de personas que realizan actividades en diversas áreas que van más allá al uso de libros”, dijo Ivonne Silva Domínguez, coordinadora general de la DASU