En el Estado de Puebla se ha perdido el diálogo y el gobierno mantiene el paradigma de “ni los veo, ni los oigo” a pesar de las creciente manifestaciones de rechazo, afirmó Paulino Arellanes Jiménez, politólogo de la UAP.
El especialista lamentó que esté perdida toda relación Estado-Sociedad y Gobierno-Población, de tal suerte, que cualquier manifestación, por muy grande que sea, se le hace poco caso desde el gobierno estatal.
El gobernador del Estado intenta manipular el voto ciudadano para los comicios que están en puerta, afirmó, aunque corra el riesgo que la problemática se le revierta, porque aunque los inconformes reciben las dádivas gubernamentales, ya saben que pueden no hacer caso de la cooptación electoral.
Junto a la exigencia de renuncia del gobernador Rafael Moreno Valle, de juicio político, de frenar las expropiaciones y liberar a los presos políticos, el descontento social crece y hará que la sociedad se siga manifestando, pero también, que se organicen todos los sectores, para frenar los crecientes agravios.
Ese “no los oigo y no los veo”, aseguró el académico universitario, obliga a la sociedad a seguir manifestándose, por la sencilla razón que son ya muchísimos agravios, lo que indudablemente muestra una sociedad herida y agraviada.
Devolver tranquilidad y paz social
Las crecientes manifestaciones en Puebla, generadas por el retiro del registro civil a las Juntas Auxiliares, afirmó el investigador, tienen que desembocar en que el gobernador del Estado de Puebla, se haga más sensato y eficiente para devolver la tranquilidad y la paz social a los habitantes del Estado, mediante mecanismos efectivos, no de proselitismo, no de clientelismo, no de dádivas.
La política de entregar despensas o recursos en efectivo a las familias, solamente resuelve parcialmente la protesta social, por lo tanto, el mandatario poblano tiene que solucionar el problema de fondo, que es devolverle a las Juntas Auxiliares, lo poquito o mucho que tenían de espacios políticos propios.
Esos cambios, afirmó el politólogo de la UAP, considera una modificación inmediata de la ley orgánica municipal, para que otra vez, esas demarcaciones auxiliares, tengan su policía propia, el registro civil y la recaudación fiscal y tributaria en los espacios que poseen, “pero como eso se les está quitando, causa mucho descontento de las poblaciones, que son bastante pobres, rurales y campesinas”.
Controlar el poder para manipular el voto
Y aunque resulta complicado que les regrese la prestación de los servicios básicos a las Juntas Auxiliares, Arellanes Jiménez, afirmó que en Puebla se hace evidente el centralismo y el control político que ejerce el mandatario poblano, rumbo a las elecciones que se avecinan, “donde quiere controlar para poder manipular y gozar del voto, sea voluntario o totalmente comprado”, particularmente en esas Juntas Auxiliares, donde se presenta la mayor votación que han obtenido los últimos gobiernos, tanto estatales como municipales”.
Los intereses que tiene el gobierno con los grandes capitales, impide que se aplique el estado de derecho, por lo que la autoridad poblana, seguirá constantemente violentando las normas, aunque en el discurso diga todo lo contrario.
-¿La sociedad puede llegar a cansarse de protestar sin respuesta?
-Esperamos que no, pero ojalá que ese descontento no sea más violento, para evitar que enfrenten dos violencias, la violencia estatal, que goza de todo el aparato, encabezado por la policía, y la violencia de la sociedad, que es razonable porque no es escuchada ni atendida en sus requerimientos, al contrario, es burlada, aun habiendo normas ecológicas, civiles, administrativas y penales, porque el mismo gobierno es el que se encarga de violarlas.