La inflación en México se disparó en enero a una tasa anual de 3.54 por ciento, derivado del incremento en precios de energéticos y la crisis sanitaria del Covid-19. El desplome económico no se veía desde enero del lejano 2017, inolvidable década de los 80 y el del sexenio de José López Portillo del 1977 a 1982.
Los movimientos negativos causaron expectativas bajas en la tasa de interés referencia del Banco de México.
El incremento de precios es de 0.86 por ciento referente a diciembre indicó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), lo que deriva del aumento en energéticos del 5.23 por ciento en el comienzo del virulento 2021.
La variación anual inflacionaria está ubicada en 3.54 por ciento por arriba de lo esperado y en el parámetro del Banco de México.
La inflación presentada en territorio nacional afecta negativamente a la población en general, principalmente a los sectores más vulnerables, es el impuesto silencioso que afecta de manera directa el nivel de vida de las personas, lamentó el analista de la licenciatura en Administración Financiera y Bursátil de la UPAEP, Anselmo Salvador Chávez Capó.
"El Banco de México mantuvo a mediados de diciembre por segunda vez consecutiva la tasa clave de interés en un 4.25 por ciento y dijo que la pausa tras un ciclo bajista de más de un año brindaba espacio para confirmar una trayectoria convergente de la inflación hacia su meta del tres por ciento más menos un punto porcentual".
La gasolina de bajo octanaje, gas doméstico LP, reveló, son los productos que más impulsaron el alza de los precios durante el primer mes del año, mientras que la cebolla, el transporte aéreo y los servicios turísticos en paquete presentaron las bajas más acentuadas.