Mientras el análisis de la UDLAP, presidencialismo y mayoría parlamentaria, proyecta la definición de relaciones entre el poder legislativo y el ejecutivo, después del domingo 6 de junio, en el panorama local el indicador de votantes no superará el 50 por ciento, advierte la UPAEP. 

El proceso más grande jamás vivido por los mexicanos también revelará el dinamismo de la relación a nivel estado, priorizó la catedrática de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), Miluska Orbegoso, subrayó que en la democracia siempre será básico el balance entre los poderes para que un poder no interfiera en las funciones del otro. 

La desarrolladora del análisis de la universidad localizada en Cholula, señaló que con ese peso igualitario de poderes existirán límites, respeto y armonía. 

Pero además existirá un aspecto básico en la democracia que es la inexistencia de esos abusos de poder grotescos. 

“México y los ciudadanos se encuentran en un proceso electoral mayor; están por definirse los curules que se ocuparán tanto en la cámara de diputados, en los congresos estatales, así como en muchas gobernaturas del país; es decir, nos encontramos en un periodo de suma importancia en el cual, por los siguientes años, tres para diputados estatales y federales; y seis para gobernadores, se definirá cual será la dinámica de interacción entre el ejecutivo y el legislativo, tanto a nivel estatal como federal”.

Recordó que si el ejecutivo federal y estatal coincida en que la mayoría del parlamento facilita las reformas constitucionales, la norma de mayor rango en el orden jurídico interno en la cual se encuentran consagrados nuestros derechos fundamentales, difícilmente encontrará cuestionamiento o freno en el legislativo o ejecutivo.

Miluska Orbegoso insistió que si la misma fuerza política liderada por el presidente de cualquier país o estado se ubica al  seno del legislativo, se enfrentarán grandes riesgos, por ese motivo la comunidad debe analizar su voto sobre el futuro que quiere ver en el país.

Ante esa perspectiva indicó que cuando un mismo partido domina al poder ejecutivo y al legislativo, el riesgo se evidencia cuando se ubican intereses particulares y no para todos los ciudadanos.

“Nos preguntamos ¿acaso ello es en sí mismo malo o no deseado? al respecto creemos que solo lo será en tanto el partido político responda a intereses internos y no del titular del poder, el pueblo, riesgo que aceptamos como electores, en el momento que, a través del voto, otorgamos poder a un solo partido político”.

Desangelado

Bajo ese panorama, la investigadora de la UPAEP, Claudia Ramón indicó que no importará si existen condiciones a medias como un lento proceso de inoculación anti Covid-19, malestar social por la inseguridad y economía endeble, el índice de votantes no superará el 50 por ciento de acuerdo a las estadísticas del IEE y el INE. 

La catedrática recordó que en el proceso presidencial y gubernamental se superó el 50 por ciento. 

Pero dijo que en la llamadas elecciones intermedias se ha mostrado una baja presencia del electorado.

Las estadísticas, indicó, de los institutos Estatal Electoral (IEE) de Puebla y del Nacional Electoral (INE) indican que durante las elecciones extraordinarias de 2019 para definir al gobernador, Miguel Barbosa, se obtuvo una votación de 33.41 por ciento; en los comicios de 2018, cuando ganó Martha Erika Alonso se logró una participación de 67.64 por ciento. 

En contraparte, indicó, que el proceso del 5 de junio de 2016 ganado por José Antonio Gali Fayad, la participación de fue de 44.67 por ciento, que muestra un abstencionismo de 55.32 por ciento; pero en la elección presidencial de 2012, en las que también se eligió a senadores y diputados federales, la participación superó el 62 por ciento; en el de 2012 en el que Rafael Moreno Valle Rosas ganó, la participación fue de 57.1 por ciento.

En ese marco indicó que 2004, proceso en que Mario Marín Torres obtuvo el triunfo, la participación fue de 55.2 por ciento; en 1998 ganado por Melquíades Morales Flores, se registró una participación del 54 por ciento, en 1992, con Manuel Bartlett Díaz, se registró un índice de 39.5 por ciento y en los comicios de 1986, cuando Mariano Piña Olaya ganó la participación fue del 49.1 por ciento.

La catedrática insistió que existen diferentes factores que posiblemente favorezcan la participación ciudadana en domingo seis de junio, pero, refrendó que existen altas posibilidades para no superar una participación del 50 por ciento del padrón electoral. 

"En la medida en que la participación aumenta, es más difícil que se presenten malas prácticas, pero dadas las circunstancias, lo que estamos viendo, no se presenta la posibilidad, ojalá pudiera registrarse una participación de al menos del 50 por ciento”.