"En el Estado de Puebla y en el país, existe una fuerte exclusión de comunidades indígenas", dijo el coordinador de proyectos académicos en el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE) de la IBERO Puebla, Eduardo García Vásquez.
En el caso de Puebla, señaló, son alrededor de un millón 100 mil personas indígenas, lo cual, coloca a la entidad en el quinto lugar nacional, “en términos de presupuesto, el paquete económico reduce en 16 por ciento lo asignado para el 2022”.
El especialista señaló que la situación de este grupo poblacional ya era muy grave y ahora, con el recorte de recursos, se pondrá peor, “falta una real voluntad política para atender a comunidades indígenas”.
El paquete económico 2022, propuesto por el Gobierno Federal, tiene destinados mil 800 millones de pesos, para atender a la población indígena y afrodescendiente.
A través del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), el presupuesto para el próximo año pretende atender a 22 millones de indígenas.
En el discurso, dijo el académico de la IBERO Puebla, se habla de condiciones favorables para los indígenas, pero al revisar su situación, solamente el 25 por ciento tienen lo suficiente para comprar los productos de la canasta básica.
Por otro lado, solamente el 11 por ciento del total, tiene seguridad social, “parece que el discurso es solo demagogia, porque ese grupo seguirá en condiciones de pobreza”.
Puebla no tiene una aportación tan grande comparada con otros grandes estados, es del 4 por ciento, medida por la producción industrial poblana, que da la apariencia de prosperidad, pero lo cierto, es que viven en vulnerabilidad y pobreza.
Reiteró que existe una reducción de presupuestos económico del 2022, mientras que su actividad económica se asocia como habitantes del campo, pero hay una transformación demográfica y el 70% se encuentra en la ciudad y es población originaria.
El restante 30 por ciento se encuentra en el campo, “los que están en las ciudades, están en la economía del comercio informal y en la albañilería, aportan mucho, pero esos ingresos no les garantizan los mínimos de bienestar social como acceso a educación y la salud”.
"Lo que viven es una pobreza urbana muy lacerante", dijo el coordinador de proyectos académicos en el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE) de la IBERO Puebla.
El docente expuso que estos grupos originarios pasan por procesos graves y forman parte de los cinturones de miseria, que se vuelven en una realidad contradictoria en ciudades como Puebla.
García Vásquez, lamentó que, del 2008 al 2021, es decir, en los últimos 13 años, la situación de pobreza y precariedad en que viven las comunidades indígenas no ha cambiado, aunque hay inclusión en programas federales.
Dentro de los programas de bienestar hay inclusión de las comunidades indígenas, en el que se incentiva el gasto, pero no se construye un sustento económico de mediano y largo plazo.
De lo que se trata, dijo el académico, es de enfrentar esas adversidades en el futuro, pero deja de lado el cuerpo social de las personas indígenas, que existen en comunidad.