La BUAP juega un papel importantísimo en la promoción de la equidad de género entre la comunidad universitaria, sobre todo a nivel de las nuevas generaciones, dijo la rectora, Lilia Cedillo Ramírez.

“Tenemos mucho todavía por hacer, pero es el momento adecuado de cumplir esa función fundamental en la BUAP, de platicar con los estudiantes y de enseñarles que hay formas más equitativas de convivir en la sociedad”.

La titular de la administración central de la BUAP, dijo, “la universidad juega un papel importante en promover la equidad de género entre la comunidad universitaria”.

En el marco del 5º. Congreso de Equidad de Género de la Asociación Sindical del Personal Académico de la BUAP, (ASPABUAP), dijo tener el gran privilegio de conocer a muchos de los agremiados, quienes han iniciado esta labor a través del sindicato, acerca de la inclusión y la equidad de género.

Por su parte, el secretario general de la ASPABUAP, Jaime Mesa Mújica, señaló que, los cambios que vienen en la universidad, se manifestarán muy pronto, “si no tuviéramos equidad de género, seguro estaríamos vacíos, yo siempre hablaré por cuestiones de equidad”.

Destacó el trabajo realizado por las mujeres y los hombres universitarios, "estamos comprometidos con la equidad en esta sociedad".

Por su parte, Rebeca Lucero Rodríguez, responsable de la comisión de Equidad de Género de la ASPABUAP, dijo “la inequidad de género, como problema social, impacta al desarrollo social, cultural, productivo y económico de la población”.

Eso incluye, agregó, la educación, por eso, "como profesionales de las áreas de la educación y la salud, nos preocupa este hecho, porque la educación guarda una relación directa con las buenas o malas prácticas que se desarrollan en las aulas".

Agregó “uno de los factores que limitan y deterioran las relaciones sociales, es sin duda la violencia, de ahí que, como docentes tengamos que fomentar el respeto hacia todos los estudiantes".

La directora de Equidad de Género de la BUAP, María del Carmen García Aguilar, señaló “si no percibimos la violencia, si no la identificamos, si no la reconocemos, la naturalizamos”.

Lo peor, es que, al no reconocerla, la reproducimos y al hacerlo causamos un daño, a veces, daños irreversibles, como son los casos de los feminicidios.