"En el análisis educativo en tiempos de pandemia de coronavirus, hay implicaciones poderosas que hacen pensar en el proceso educativo, porque cuando cambiamos el entorno de aprendizaje, el ambiente se deteriora", señaló el director de la biblioteca interactiva Pedro Arrupe S.J. de la IBERO Puebla, José Guadalupe Sánchez.
“Hablamos de una manifestación del rezago escolar que no solo tiene que ver con estudiantes que, en lugar de estar en la escuela, no lo están”.
José Guadalupe Sánchez destacó que el problema es más sutil y peligroso, pues la mayoría de los estudiantes están sin alcanzar los aprendizajes necesarios, y no son reprobados, pues continúan de un grado a otro, por lo que su aprendizaje no es consolidado.
El especialista de la Ibero Puebla, señaló que la generación Covid-19, que laboralmente van a tener problemas, que en centros escolares no fueron reprobados cuando hayan estado en condiciones de serlo si no hubiera la contingencia.
Ante esa problemática, argumentó, han empezado a salir resultados y estudios y "todo apunta a un ajuste que lo que teníamos, es inédita, porque el sistema educativo está dependiente, preocupado por cubrir los programas y ante eso, deja tareas".
“El estudiante tiene que ser empujado y supervisado por el profesor, y pasamos a un modelo autónomo, ahí hay un gran problema, porque le pides administrar el sistema educativo y no estamos formados para esto, ahí se puede hablar de extremos”.
Ahí, dijo Sánchez Aviña, se opta por la educación para obedecer, la educación para mandar y lo más grave, por la relación entre ricos y pobres dentro del sistema escolar.
"La educación para mandar enseña a los estudiantes a ser autónomos, a tomar decisiones, a leer la realidad y ver que puede generar como respuestas".
Agregó que no están en este sistema de educación, pues se les enseña a depender de lo que el profesor les da, de lo que los va obligando, y si el profesor no está, los estudiantes no trabajan.
En este proceso de enseñanza-aprendizaje, lo que sufre deterioro son los procesos de aprendizajes, pero no las capacidades. “hablo de entornos de aprendizajes, que nos lo cambian de repente”.
En el análisis académico, es complejo hablar de un retroceso de tiempo
En ese sentido el director de la biblioteca interactiva Pedro Arrupe S.J. de la Ibero Puebla, aseguró que aún es temprano para estimar los efectos “no me atrevo a estimar un tiempo preciso”.
Lo que sí confirmó, es que cualquier pérdida de tiempo, un año o dos años, no se puede revertir al corto plazo, “no se recuperará con el paso del tiempo sin hacer nada, por eso, hay que generar alternativas”.
“Que el estudiante vaya el aula y reciba lo que corresponde, pero que también se le vaya ayudando a compensar los momentos de crisis por el que atraviesan”.