La consulta para la Revocación de Mandato se ha convertido en un nuevo escenario de disputa política que acentúa la polarización del país, dijo el académico de la Ibero Puebla, Roberto Alonso Muñoz.
El ejercicio no tiene las mejores condiciones para su arranque, sobre todo, para su despliegue, por eso, implica colocar a los bandos en disputa en cada posición de confrontación, detalló.
Dijo que representa un capítulo más de la confrontación entre el presidente de la República y el Instituto Nacional Electoral (INE), aunque aclaró que la credibilidad del organismo electoral no es per se la credibilidad del presidente consejero.
“Lo que está en riesgo es la legitimidad del INE, porque a la mitad del sexenio, conocemos al presidente, sabemos de sus virtudes y sus excesos y no pasará a más”, dijo.
"Y, aunque se trata de una joya de la corona, muy maltrecha, muy abollada, se corre el riesgo que sea dinamitada, por los consejeros y por la mala fama que se difunde dese palacio nacional".
Ante eso, recordó que son 11 consejeros los que toman las decisiones, no solo un personaje, porque Lorenzo Córdova Vianello, que ha asumido una postura de manera unilateral, de manera muy estridente.
Dijo que, el consejero presidente del INE personalizó el conflicto y eso no ayuda en la gestión del mismo, “y lo hizo junto con otros consejeros, como Ciro Murayama, que tienen una actitud de confrontación”.
Alonso Muñoz dijo que cada parte tiene razón en diferentes elementos, porque, aunque el mecanismo de Revocación de Mandato es una figura valiosa de la democracia directa, que materializa el principio de soberanía popular, hay otros temas más importantes en la actualidad.
Por ejemplo, “enfrentamos crisis económicas y de salud, por lo que las circunstancias en que estamos hace que el tema sea un asunto de debate en cuanto a los recursos que requieren”, destacó.
Recordó que ocurre una escena contraria a lo que pasó en 2018 cuanto elegimos a AMLO, “lo ideal es que sean las mismas condiciones, las mismas reglas, los mismos recursos, humanos, de infraestructura y capacidades”.
Además, lo ideal es que todos esos recursos, se pongan en funcionamiento para consultar a la sociedad sobre si permanece o no la confianza en el presidente.
Sin embargo, lo que puede ser riesgoso es que se dinamite la institucionalidad del organismo electoral, pues "mal que bien, los años posteriores a la transición, tiene al organismo electoral como joya de la corona, la cereza del pastel”.
Dijo que, la democracia mexicana actual está reducida a las elecciones no a la democracia en general, como el fortalecimiento de otras instituciones, como el poder judicial, el poder legislativo, el combate a impunidad y la impartición de justicia.
“Hoy en día contamos con un instituto electoral que goza de credibilidad y de respeto, en el que creemos en la organización de proceso electorales, la institución goza de confianza”.