"Aunque se tiene la creencia de que los linchamientos registrados, el mayor número de casos en las comunidades rurales, esto no es verdad", refirió Tadeo Luna de la Mora, responsable del área de Seguridad y Justicia del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE) de la Ibero Puebla.
El especialista señaló que regularmente Puebla ocupa los primeros lugares en lo referente al fenómeno mencionado, junto con el Estado de México, Oaxaca y Chiapas.
Aunque reconoció no tener datos actualizados correspondientes al 2022, mencionó que, en este año, la organización Causa en Común registra 10 casos de linchamiento en Puebla.
"Prender fuego o desnudar a las personas en los linchamientos tiene el propósito de mandar un mensaje no solo a la delincuencia, sino a las autoridades", mencionó el académico.
Tras la ejecución tumultuaria ocurrida en el municipio de Huauchinango el pasado fin de semana en contra del exasistente de una diputada federal, el académico señaló a Intolerancia Diario que la mayoría de los linchamientos en Puebla tiene lugar en las ciudades.
“Esta idea de que se lincha allá lejos en los pueblos o que tiene que ver con los usos y costumbres de los pueblos es algo falso. La mayoría de los casos se dan en la zona metropolitana”.
No obstante, el especialista de la Ibero Puebla precisó que los eventos registrados en las urbes suelen ocurrir en áreas o zonas marginadas.
Recordó los recientes linchamientos e intentos de hacer justicia por propia mano en contra de asaltantes del transporte público, han sido grabados y difundidos en redes sociales.
Explicó que, a diferencia de las regiones rurales, en donde la gente se conoce y se organiza, los linchamientos en las urbes implican a personas que no tienen ninguna relación o vínculo.
Esto significa que en términos de numerología, en promedio ocurren de uno a dos incidentes mensuales en la entidad.
Por otro lado, lamentó que las autoridades hagan caso omiso a la situación aludida, pese a que históricamente Puebla ha concentrado graves casos de linchamientos tales como el suscitado en Ajalpan en 2015 o en Acatlán en 2018.
Calificó el fenómeno en cuestión como una "democratización de la violencia" y dijo que una de las principales causas que generan el enojo de la sociedad es la idea de que la autoridad no hace nada para resolver la inseguridad.
En ese sentido, hizo un llamado para que el gobierno estatal tome cartas en el asunto, pero desde la prevención, no solo aplicando los protocolos reactivos que existen desde hace cuatro años.
Explicó que, si la ciudadanía percibe que los sistemas de justicia funcionan, entonces no gestionaría su propia seguridad.
El catedrático de la Ibero Puebla también comentó que una posible lectura sociológica acerca de la inacción de las autoridades es que les conviene que la violencia permanezca en los estratos más bajos de la sociedad.
"Es una lectura, no estoy asegurado nada, pero pareciera que alguien está ganando con que existan estos desfogues sociales", apuntó.
Opinó que hay una "debilidad selectiva" del estado en lo que respecta al combate contra la impunidad, porque en ciertos casos sí funciona la justicia y encuentra a las personas desaparecidas o detiene a los delincuentes, mientras que en otros parece no importarles.
Por último, el académico resaltó que el acto de prender fuego o desnudar a las personas en los linchamientos tiene el propósito de mandar un mensaje no solo a la delincuencia, sino a las autoridades, acerca de que no están cumpliendo con su labor.
En 2021, la organización Causa en Común informó que Puebla ocupa los primeros lugares a nivel nacional en casos de linchamientos, intentos de linchamiento y actos violentos entre grupos delictivos o contra la autoridad.
En cuanto al primer rubro, indicó que, de enero a diciembre del 2021, Puebla tuvo 5 casos y ocupó la segunda posición nacional tan sólo detrás de Oaxaca, que tuvo 6 incidentes.
Por lo que respecta a intentos de linchamiento, Puebla también se ubicó en el segundo lugar del país con 36 casos, lo que significa en promedio 3 incidentes por mes.