De cada 20 intentos suicidio, uno logra consumarse, lo anterior de acuerdo con las estadísticas del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
La Federación Nacional de Padres de Familia (FENAPAF), urgió la necesidad de recuperar la cercanía entre estudiantes y padres de familia, como el camino adecuado para evitar suicidios post Covid-19.
En ese sentido, añadió que las nuevas generaciones de aprendientes están sufriendo cambios emocionales más intensos, a comparación de las generaciones formadas previo a la COVID-19.
Por eso, destacó la necesidad de realizar las detecciones a tiempo, que son la clave para reconocer a un alumno que se encuentra emocionalmente afectado tras la post pandemia.
Además, dijo que, las nuevas condiciones de interacción en las escuelas, deben orillar a los padres de familia a trabajar en el rescate de la relación con sus hijos, impidiendo así, casos de suicidio.
“Producto de estos cambios destacó que resulta un caso de alarma que el Instituto Nacional de Salud Pública en México estime que, por cada suicidio consumado, se hayan realizado 20 intentos no fortuitos”.
La presidenta de la FENAPAF, Aurora González de Rosas, dijo que, esos intentos se deben evitar, y la mejor manera es manteniendo una relación saludable y cercana entre padres de familia e hijos, ya que así se puede reconocer si la condición emocional de los hijos ha cambiado.
La presidenta de la FENAPAF dijo que, existen diferentes alertas a través de las cuales se pueden detectar cambios emocionales en los aprendientes.
Por eso, recomendó la aplicación de acciones como programas de resiliencia emocional, los cuales se traduzcan en una escucha y actividades para el alumnado, compartiendo resultados e interactuando con estrategias positivas implementadas en casa, a través de padres y madres de familia.
"Se tiene que tomar en cuenta, los cambios en el estado de ánimo que no son comunes en el menor de edad, tales como continua irritabilidad, sentimientos de desesperanza o furia e ira, y conflictos frecuentes con amigos y familia".
La presidenta de la FENAPAF señaló que es importante prestar atención en los cambios en el comportamiento, tales como alejarse de relaciones personales, una pérdida de interés en las actividades que disfrutaba antes.
"Que se les dificulta dormir o permanecer dormido, o está durmiendo a todas horas, los cambios de peso o patrones alimentarios, tales como nunca no tener hambre o comer todo el tiempo".
Asimismo, los problemas de memoria, de razonamiento o concentración, menos interés en sus tareas escolares y una decaída en su esfuerzo académico y cambios en la apariencia, tales como falta de higiene básica.
“Hay que observar el incremento en comportamientos riesgosos o imprudentes, tales como el consumo de drogas o alcohol y pensamientos sobre la muerte o el suicidio”, finalizó.