Existe mucha razón de que el Instituto Nacional Electoral (INE), no puede ser propiedad del gobierno federal ni de un grupo opositor al gobierno se lo apropie.
Para el politólogo Miguel Calderón Chelius, se tiene que buscar el mecanismo, discutirlo, para garantizar un organismos confiable como árbitro electoral.
Lo que queda claro es que el consejo general del INE está capturado por un grupo que tiene una agenda política, el problema es que el INE es el árbitro.
“El árbitro no puede ser compadre del portero de uno de los equipos, no puede ser, porque ahí hay un conflicto de interés clarísimo”, como ocurre ahora mismo con los consejeros Lorenzo Córdoba y Ciro Murayama.
El académico de esa casa de estudios de la Compañía de Jesús dijo que, algunos consejeros del INE han jugado y han llevado al consejo a que juegue un rol político y no un rol de árbitro, “eso es un problema fundamental en la institución”.
Calderón Chelis, dijo, el problema no es el INE, el problema es por qué se llega a una estructura así del consejo del organismo electoral, qué es lo que permite que suceda esto.
Eso es lo que habría que modificar, que debatir y evitar que suceda, “pero eso se debió revisar desde un inicio, porque todos los actores políticos incluyendo al presidente de la república, que, en el gobierno, todos quisieran tener un mayor control sobre el árbitro".
Dijo que, eso sucede en cualquier Estado, pero hay que garantizar que el árbitro esté lo más aislado posible de esas presiones, de esos intereses políticos y ahora no está sucediendo así, “ahora el consejo está jugando un rol político estratégico”.
Lo que debe suceder, dijo al analista político, es que debe definirse uno por uno, porque hay aspectos muy positivos en lo que se propone, pero hay otros que me parecen, que al menos, son discutibles.
“En el caso concreto del INE me queda claro que tenemos un problema, el INE es una institución que ha logrado ejecutar elecciones medianamente normales”.
Que, sin embargo, cuando hubo un escenario de una alta competencia y cerrada, no tuvo un desempeño brillante, que fue la elección del 2006, aunque en las otras, la diferencia fue suficientemente grande, no hubo mayor problema, cuando las organizó el IFE en su momento.
Dijo que cuando empiecen las discusiones, la reforma va a sacar chispa y va a dividir a los partidos políticos y eso puede llevar a una mala reforma electoral, porque, además, no es tan buena idea realizar una reforma tan cercana a la elección a menos de que no se vaya a aplicar en esta elección.
“En todos los casos debería hacerse una diferenciación nuevamente de ciertas partes de la reforma, que no apliquen en este momento, solamente hacer las modificaciones indispensables, con bisturí, que fueran necesarias para darle garantía a todos los competidores de tener un árbitro que no esté jugando políticamente”.