Las movilizaciones que se llevan a cabo a favor y en contra del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, forman parte de la agenda central que representan y hay que darles cabida. Para el analista político de la Ibero Puebla, Roberto Alonso Muñoz, ocupar el espacio público es una manera de expresarse políticamente, “aquí lo que vemos es que esa manera y esa vía ya no es monopolio único de un grupo político”.
Al contrario, señaló que, el espacio público es ocupado cada vez más por personas que anteriormente no ejercían ese derecho, lo que le brinda una visión más para estar en la agenda central.
El académico de esa institución jesuita aseveró que, tomar las calles es bueno para pronunciarse públicamente, pero con argumentos reales, pero no es bien recibido si la sociedad sale a las calles sin información adecuada.
Es importante que la gente salga a las calles, como un sujeto colectivo que se manifiesta alrededor de una reivindicación política, dijo, resalta porque siempre hay una agenda y un mensaje que se quiere posicionar.
Hay un mensaje que se quiere subrayar y que quiere ganar aceptación en término del número de personas, “a mayor cantidad de personas, mayor fuerza en la demanda, eso es más en la teoría de la acción colectiva de los movimientos sociales”.
Por eso, abundó que, en toda manifestación pública siempre habrá personas más documentadas e informadas que otros y no por ello, una movilización debe ser descalificada o menospreciada.
Y es que, dijo Alonso Muñoz, participar incluye también la transportación, el favorecer los traslados, poner los recursos y los medios para que ciertas personas puedan acudir a esa movilización.
“Eso es parte de la muestra del músculo político, que no es lo ideal, porque lo ideal es de una ciudadanía activa, proactiva, involucrada en los asuntos públicos de manera madura, que tendría que llevarnos a que esas participaciones, fueran cada vez más genuinas”.
Para el coordinador de la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Ibero, los que llamamos acarreos, se entienden dadas las condiciones socioeconómicas del país.
Por eso, dijo, sabemos que, el propio ejercicio de la democracia no es posible en condiciones de gran desigualdad, dado que las tenemos y a lo que más podemos aspirar es a una muestra y un ejercicio de la democracia limitado, “contaminado en algunos casos cuando hablamos de acarreo, persuadido cuando no manipulado, por algunos liderazgos específicos”.
Esa es nuestra realidad política, dijo Roberto Alonso, que no está separada de nuestra realidad social y económica, y por eso, no consideró pertinente y prudente hacer una descalificación contra aquellas personas que no llegan con el argumento más acabados.
Reveló que, no deben ser más válidas las consignas más pensadas o argumentadas o la conciencia más profunda sobre el elemento que está siendo materia de la movilización.