El 17 de abril de 1992, la Ciudad de Puebla retomó la procesión de Viernes Santo, con la presencia de cuatro de las imágenes más veneradas por los poblanos.
Las imágenes que procesaron ese día fueron:
- La Virgen de los Dolores, del templo de El Carmen
- La Virgen de la Soledad del templo de la Soledad
- Padre Jesús del Templo de Analco (Señor de Analco)
- Jesús Nazareno de la parroquia de San José
Ese año, el recorrido empezó en la Catedral, por la reja de la 3 Oriente, avanzaron para dar vuelta en 2 sur y pasar entre el zócalo y los portales, siguieron hasta la 4 Oriente y al llegar a la calle 5 de mayo entraron al atrio de la parroquia de Santo Domingo, para salir por la 4 Poniente hasta la 3 Norte, doblaron ahí para llegar a la avenida Reforma y sobre la 16 de septiembre regresaron a la Catedral.
En Puebla, los franciscanos organizaron desde el siglo XVI estas manifestaciones piadosas, como se aprecia en las pinturas al fresco de Huejotzingo o Huaquechula.
La Angelópolis tuvo un complicado sistema de procesiones de Semana Santa que, como en España ocupaban todo el tiempo, de Domingo de Ramos a Domingo de Pascua, luciendo en espectaculares andas a las imágenes pasionarias más veneradas.
Sin embargo, es importante remontarse a la época virreinal, que es cuando se empieza a llevar a cabo la procesión de viernes santo en la capital poblana.
De acuerdo con información de la UPAEP, las procesiones son una manifestación religiosa fervorosa cuyo significado se ubica en el sentido del pueblo de Dios que se encuentra en marcha hacia la Patria Celestial.
Yendo más atrás, la devoción cristiana fue organizando desde la Edad Media una serie de ejercicios piadosos relacionados con el templo. Los más importantes llevaban a los fieles a peregrinar hasta los santos lugares en Jerusalén, para seguir la Vía Dolorosa, esto es, el camino que, desde el Pretorio de Pilatos hasta el Gólgota, recorrió Cristo para redimirnos.
Sin embargo, ante la dificultad de peregrinar tan lejos, se recrearon cortejos o caminatas locales con el tema pasionario, llevando imágenes acordes al suceso. Surgieron así las procesiones, palabra que viene del latín: pro sequor que significa “ir en pos” o “seguir a alguien”.
Ante la dificultad de peregrinar tan lejos, se recrearon cortejos o caminatas locales con el tema pasionario, llevando imágenes acordes al suceso. Surgieron así las procesiones.
Es el origen de estas devociones que se dan en todo el orbe cristiano, y que en algunos países han tomado gran importancia por su espectacularidad, motivando la presencia de cristianos propios y ajenos.
Las más famosas sean las de España, independientemente de otras muchas que tienen lugar tanto en América como en Asia y otras partes del mundo.
La Procesión de Viernes Santo en Puebla, tuvo su origen en una antigua y muy famosa tradición, que se instauró en los primeros años posteriores a la fundación de Puebla y que duró prácticamente durante toda la época virreinal, y se llevó a efecto hasta mediados del siglo XIX.
Esta famosa tradición se interrumpió violentamente en 1861 por efecto de las Leyes de Reforma, olvidándose poco a poco hasta prácticamente perderse por completo.
Sin embargo, fue hasta 1992 cuando se revivió esta importante y fervorosa tradición poblana, para recorrer así algunas de las principales calles de nuestro Centro Histórico, bajo el lema de “Siguiendo a Cristo en torno a nuestro pastor”.
La “nueva tradición” ha procurado mantener elementos esenciales de aquella que le dio origen, y en la que participaban fastuosamente las iglesias, templos conventuales de religiosas y religiosos, y hasta capillas del centro de la Angelópolis.
La procesión de viernes santo en la Ciudad de Puebla es una manifestación tiene todos los elementos para ingresar al catalogo de la UNESCO de patrimonio cultural de la humanidad.