Dentro de los proyectos de investigación que impulsa la Universidad Tecnológica de Puebla (UTP) se encuentra un compuesto que más adelante busca ser un potencial fármaco para tratar algunas enfermedades como el cáncer o alguno que pueda servir como anticonvulsivo.
A decir de su impulsora, Teresa Pacheco Álvarez, profesora investigadora de Tecnología Ambiental de la UTP, buscan encontrar la molécula correcta, pero hay muchas cosas que se puedan hacer en el inter, como la formación de capital humano.
“Son compuestos orgánicos que se llaman hidrazonas y partimos de cero, porque toda investigación es un avance, es química básica, en todas las universidades lo que se busca es llegar a un compuesto que sea un potencial fármaco”.
Dijo que, el trabajo lo sintetizan con dos estudiantes, Melisa García y Paola Valseca, “este trabajo lo presentaron en CONCYTEP en un concurso de jóvenes investigadores y ganaron segundo lugar”.
Y ahora continúan con el trabajo, pero la síntesis la realizan en la UTP y toda la caracterización les ayuda la BUAP, que tienen los equipos especiales y pueden confirmar que realmente obtienen la molécula que están buscando.
“Están en una etapa en que evalúan una de tantas actividades biológicas, porque las hidrazonas tienen actividad antimicrobiana, antiparasitaria, anticonvulsiva, antiinflamatoria, analgésica y cancerígena, entre otras más”.
Por eso, ahora evalúan una de tantas actividades, que es la antimicrobiana y en conjunto con la BUAP hacen unos estudios, “son unos alumnos que estuvieron el periodo pasado de las estadías y ya probaron estas hidrazonas, son 4 cepas y los estudios indican que tienen más actividades antifúngicas, es decir contra hongos”.
Además, están otras dos alumnas que evalúan contrastarlo contra otras cepas, que evalúan las hidrazonas que han estado probando, “eso es de actividad antimicrobiana, pero se planea evaluar la actividad anticonvulsiva y algunas otras para verificar si tienen esa actividad las hidrazonas que están sintetizando”.
Dijo que, hay avances en el proyecto y la importancia radica en que se están enfocando en su actividad biológica para evaluarlas y que al obtenerlas pueden encontrar algo que se llaman complejos de hidrazonas, es decir, a través de estos complejos se combinan con ciertos metales como cobre, zinc y otros, y potencian su actividad.
Eso significa que, si ya tienen una actividad biológica contra bacterias y hongos debe aumentar esa actividad.
La profesora investigadora de Tecnología Ambiental de la UTP, dijo que, ese trabajo lo desarrollan en conjunto con el centro de química del ICUAP de la BUAP, que son los que les ayudan con equipo y con sus investigadores y alumnos.
Para ello, tienen el apoyo de los investigadores Ángel Mendoza, Jorge Juárez Posadas, Jaqueline Jiménez Hernández y Víctor Gómez Clavario, además de Alma López García de la Facultad de Ciencias Químicas, en la parte antimicrobiana.