Al cierre del ciclo escolar 2022-2023, el magisterio poblano demostró que es analfabeto político, lo que los lleva a caer en el oportunismo, porque ponen la educación a cambio de alguna dádiva.
Para el vocero del Consejo Democrático Magisterial Poblano (CDMP), Miguel Guerra Castillo, “hay avances en el trabajo académico pero el maestro es analfabeto político porque ignora muchos temas de la vida pública”.
El oportunismo tiene que ver con los objetivos que buscan muchos trabajadores de la educación al acercarse a los políticos de cada momento y tiene que ver con las relaciones para mejorar su estatus laboral, que debe ser basado en avances, mejoras y estudios.
La mayoría de los trabajadores de la educación de la actualidad dijo, ignoran que la comida, el vestido, el transporte, la leche, los zapatos, son decisiones que tienen los políticos.
Y aunque muchos ven la política como algo echado a perder, con la corrupción que prevalece en la vida pública, “a los profesores les falta afianzar ese aprendizaje político”.
La política tiene implicación en todos los órdenes como educación y cultura, por eso, hay que apoyar más la reforma al artículo 3º constitucional del 2019.
En esa reforma indica que el Estado priorizará el interés superior de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en el acceso, permanencia y participación en los servicios educativos, que, además, estableció la libertad de la enseñanza.
Además, las maestras y los maestros son agentes fundamentales del proceso educativo y, por tanto, se reconoce su contribución a la transformación social.
Por eso, dijo Guerra Castillo, al maestro le falta capacitación y más conciencia política, porque no aportan al 100 por ciento y no cumplen con las altas metas de la transformación educativa de la vida cotidiana.
Y aunque la crítica es para el magisterio en su totalidad, lo que lo incluye, el vocero del CDMP aseveró que los maestros demandan mucho, pero deben hacer más, porque muchos se mantienen en condiciones adecuadas de trabajo.
Y aunque hasta hoy se muestra insatisfecho con lo hecho, “no estoy complacido”, pero encuentra que existen avances muy limitados en los aprendizajes de los alumnos.
Desde su perspectiva, hay que mejorar las relaciones entre escuela y comunidad, porque el sistema escolar y particularmente las escuela no pueden vivir al margen de la sociedad y de su entorno.
Y aunque sustentó su postura crítica frente a los maestros, Miguel Guerra, afirmó que, todavía están en deuda con los estudiantes y los padres de familia, porque hoy, no hay una gran modificación pedagógica en el sistema educativo.
Por eso, hay pendientes dentro de los planes y programas de estudios, lo que tienen que suceder para adaptar la realidad escolar al nuevo contexto social.
Además, también falta la organización sindical, porque todavía pesan lastres y malas condiciones, aunque los padres de familia han logrado denunciar malas atenciones en las escuelas.
“Hay maestros comprometidos, pero sosteniendo la inercia no han logrado cambiar esas prácticas”.