El bono de catástrofe con una cobertura por más de 485 millones de dólares para coadyuvar con los afectados por el huracán Otis, corre el riesgo de ser usado con fines electoreros rumbo a la contienda electoral del 2 de junio de 2024.
El analista jurídico del Instituto de Ciencias Jurídicas (ICI), Germán Molina Carrillo, dijo por eso, que, habrá que investigar cuáles son los criterios y mecanismos que el gobierno federal aplicará para transparentar esos recursos.
La gran pregunta en si realmente ayudarán a los miles de damnificados y a sus familias o si terminarán en las campañas políticas del 2024, porque resulta complicado fiscalizar esos recursos, ante lo que pueden repetirse los vicios de gobiernos federales anteriores.
Lo que deben garantizar es que los encargados de entregarlos no terminen desviando esos apoyos y no lleguen a las familias afectadas, que deben recibir el apoyo y puedan rehacer parte del patrimonio perdido por el paso del huracán.
Es responsabilidad del presidente Andrés Manuel López Obrador evitar que se lucre económica y políticamente con la desgracia del pueblo del Estado de Guerrero y demostrar que su gobierno no es igual a los gobiernos neoliberales.
Tiene que cuidar no caer en la tentación de utilizar esos recursos para las campañas electorales que vienen porque la activación del bono para catástrofes tiene una cobertura de hasta 485 millones de dólares.
Frente a los cuantiosos daños ocasionados en Acapulco, Guerrero, dijo el director fundador del ICI, no se tiene certeza si los recursos se destinarán para atender las demandas de los afectados o llegarán a las grandes empresas hoteleras que también fueron afectadas.
Y más allá de buscar lucro político, dijo Molina Carrillo, la presidencia del país tiene que garantizar que los recursos lleguen a la población más vulnerable que, ahora mismo se encuentran en la miseria porque perdieron sus viviendas y sus bienes y en algunos casos perdieron a sus familiares o están desaparecidos.
Recordó que, las desgracias que se originan por fenómenos naturales, desde terremotos, erupciones volcánicas, incendios forestales, inundaciones, tormentas tropicales, deslaves, ciclones y huracanes, no deben ser instrumentos de lucro.
Tampoco deben ser elementos para lucrar con la desgracia ajena y menos de aprovechar la situación para obtener beneficios ya sea económicos o políticos y dejar a un lado la crítica situación que llegan a vivir las familias afectadas.
El problema dijo Germán Molina es que, para los millones de mexicanos que han padecido alguna de estas situaciones, lo que ha sucedido es que la clase política y gobernante se aprovecha de la situación en su beneficio, con discursos y actitudes demagógicas.
Lo que acostumbran es anunciar apoyos económicos, cuando en la realidad se desvían recursos y después de un tiempo, se abandona a la gente afectada a su suerte.
Además, les niegan los apoyos anunciados bajo diversos pretextos y finalmente todo queda sin que nadie sepa a dónde quedaron los recursos que supuestamente eran para atender los desastres naturales.