La cuenca alta del Río Atoyac está convertida en una región de emergencia sanitaria y ambiental, pues se ha transformado en un infierno ambiental donde 26 mil industrias generan una fuerte contaminación de la cuenca ubicada entre Puebla y Tlaxcala, reveló David Jiménez Ramos, experto de la Ibero Puebla.
En entrevista con Intolerancia Diario, el experto del Instituto en Investigaciones de Medio Ambiente (IIMA) explicó que el acuífero de las dos entidades presenta en su entorno un mal desarrollo provocado por las industrias, las inmobiliarias y la infraestructura pública.
Con base a información de CONAGUA y SEMARNAT, existe un creciente problema de despojo de tierras y contaminación de la gran mayoría de las fuentes de agua.
Asimismo, puntualizó que se presentan grandes desigualdades sociales y conflictos socioambientales y socio-territoriales, por eso, resulta fundamental la importancia de la gobernanza y la gestión local del agua.
Por eso, resaltó que el agua es un derecho humano fundamental para garantizar la vida y su preservación, lo que es reconocido y reiterado por importantes organizaciones globales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), o marcos legales fundamentales en México como la propia Constitución, que garantiza ese derecho en el artículo 12.
"La falta de infraestructura y abastecimiento del agua en varias zonas del país obstaculiza el acceso a este derecho, sobre todo para las comunidades rurales y las periferias".
Prueba de ello son las comunidades de La Reforma, Españita en Tlaxcala, Santa Bárbara Almoloya de San Pedro Cholula y La Resurrección Tepetitla y Ampliación del Valle del Paraíso en Puebla, todas con colindancias con la cuenca del río Atoyac.
"El agua es un bien común y colectivo, es sagrado, espiritual y cultural, es la base de muchas comunidades y su relación con lo no vivo, por lo tanto, crea, alimenta y reproduce la vida misma".
Jiménez Ramos destacó la importancia de las prácticas de cuidado, administración y valoración del agua que se llevan a cabo en esas comunidades, porque se han implementado valiosos sistemas de repartición y suministro que han hecho frente al desabasto.
"Las comunidades tienen dos métodos fundamentales para lograr un adecuado manejo del agua: los comités comunitarios, y los acuerdos político-sociales y estos métodos de gobernanza ayudan al manejo de los pozos de abastecimiento, que coordinan principalmente las mujeres".
Finalmente, dijo que estos miembros comunitarios han fomentado la cohesión social en los espacios donde se insertan, lo que une a las comunidades para algo que va más allá de la prestación del servicio.