El proceso electoral del 2 de junio de 2024 se convertirá en una elección de Estado motivada desde la presidencia de la república en manos de Andrés Manuel López Obrador, como las que los mexicanos vivimos en los gobiernos del PRI.
A decir de Germán Molina Carrillo, director fundador del Instituto de Ciencias Jurídicas (ICI) a ese hecho se suma la intervención de los cárteles del narcotráfico y la delincuencia organizada.
Por eso, “respetar el voto ciudadano y garantizar elecciones limpias y transparentes sería el mejor acierto del gobierno de AMLO, por el bien de la democracia y del futuro del país, para que los mexicanos voten libremente y se respeten los resultados en un verdadero Estado de Derecho”.
Dijo que, estamos a 110 días del domingo 2 de junio, fecha en la que los mexicanos con credencial de elector vigente, elegiremos al gobierno que dirigirá el destino del país los próximos seis años en la presidencia de la república, las cámaras de diputados, senadores y nueve gubernaturas con sus respectivos congresos y gobiernos municipales.
Con eso, llega a su fin el gobierno de AMLO, que desde ahora entra ya en el balance de sus pros y sus contras, como el primer gobierno de izquierda en el país.
Para sus seguidores y simpatizantes han sido más los aciertos, que los errores, por lo que merece continuar ahora con su candidata Claudia Sheinbaum y para sus detractores y críticos, el denominado movimientos de regeneración nacional, conforme a sus resultados, se convirtió en un movimiento que, desde el inicio de su gestión, ha significado la destrucción del país.
Además del daño y desmembramiento de sus instituciones, por sus políticas públicas y desaciertos, por lo qué, su reconstrucción tardará al menos dos sexenios en llevarla a cabo.
“El gobierno de AMLO, aún antes de tomar posesión como presidente, tenía muy clara una ruta, cuyo objetivo era borrar las huellas del régimen de los gobiernos neoliberales y cobrar venganza en contra de quienes no apoyaron sus aspiraciones en el pasado y en su momento le impidieron convertirse en el jefe del ejecutivo”.
Muy pronto se olvidó del discurso de reconciliación y paz que manejó en su campaña y que muchos le creyeron, para cambiarlo por el de la polarización con la finalidad de mantener dividido al país en dos bloques: el representado por AMLO como el pueblo y el ustedes donde caben quienes no apoyan a su gobierno.
Por eso, el presidente sigue en campaña política todos los días en sus conferencias mañaneras, para demostrar no sólo que detenta el poder, sino también para exterminar a los que bautizó como sus adversarios políticos, en el que se incluyeron a los partidos de oposición.
Además, también a los grupos empresariales, los intelectuales, los medios de comunicación, los organismos constitucionales autónomos y todos aquellos que osaron oponerse a sus proyectos e iniciativas o le resultaron incómodos por obstaculizar sus planes de gobierno.