El fenómeno de los políticos chapulines en la vida pública genera mucho daño al sistema político mexicano y es un fenómeno de la reconfiguración de la vida política, así lo aseguró el analista político del Instituto de Ciencias Jurídicas (ICI), Cristopher Mejía Rosas.

Por una parte, se abren los caminos de competencia política electoral, dijo, pero también abre los caminos para los que tienen el poder económico, por eso, los partidos políticos no tienen filtros muy marcados, sino solo importa el territorio electoral.

El también coordinador de la licenciatura en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales del ICI, dijo que la figura de los chapulines resulta contradictoria con la vida política mexicana, pero también es una reconfiguración de los poderes económicos.

La lectura de ese escenario es ver la forma en que se reconfigura el escenario político electoral, por eso, las bases de todos los partidos políticos tienen que repensar en la reconfiguración de los filtros al interior de los institutos políticos.

De lo que se trata, agregó, es de hacer a un lado esa política caudillista, donde el que sea designado es el que tenga los recursos económicos, “esta figura es producto de la reconfiguración de los regímenes democráticos en América Latina y en gran parte del mundo”.

Es parte del transfuguismo político, porque vivimos un contexto sociopolítico entendido como postmodernidad y el fin de las ideologías, donde no importan los proyectos de representación popular, sino que, los actores políticos están enfocados en intereses individuales.

Son producto del fin de las ideologías que trajo consigo el cambio social en el mundo, además, surgen discursos progresistas y movimientos sociales que se asumen como partidos políticos y se convierten hasta en gobiernos.

Es el sistema clientelar el que va a aprovechar estas redes, pero solo les interesa lo individual, “hoy los partidos políticos solo se convierten en las plataformas para disputar el poder político y la representatividad popular”.

También es un camino que favorece a aquellos que tienen el capital para pagarlo y para posicionarse con el mayor privilegio y posibilidades de competir por el poder, entonces, son esas condiciones en las que los partidos políticos ya no tienen filtros muy marcados.

El riesgo, dijo Mejía Rosas, es que los institutos políticos ya no tienen la posibilidad de cerrar el paso a los actores que sean contrarios a sus estatutos, entonces, en esas condiciones de democracia lo que importa es el territorio y la orientación electorales.

Los que pierden, dijo el coordinador de la licenciatura en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales del ICI, son los militantes de los partidos políticos, los que están y permanecen por la ideología, sin embargo, la figura de los chapulines resulta muy contradictoria con la democracia mexicana.

Pero también esa figura es una reactualización del clientelismo y del corporativismo que ha sido parte de la política partidista mexicana, entonces, estos actores ven en los partidos políticos como una marca que les permite posicionarse en la coyuntura electoral.