Las obras clandestinas que se llevan a cabo en la zona de monumentos de la Ciudad de Puebla pueden poner en riesgo parte de los inmuebles reconocidos como patrimonio cultural de la humanidad debido a que no utilizan los materiales adecuados.

A decir de la profesora del departamento de Arte, Diseño y Arquitectura de la Ibero Puebla, Angélica Pérez Ramos, todo lo que sea de manera clandestina puede implicar no tener un asesoramiento especializado y eso implica destrucción de elementos que a su vez deterioraría de manera irreversible los edificios.

Entonces, dijo la académica de esa institución, al no tener esa asesoría se pone en riesgo y al no tenerla se considera como una obra clandestina, “eso es muy evidente, una obra clandestina es igual a riesgo”.

Por eso, reconoció que dentro de la zona catalogada como patrimonio cultura de la humanidad, se hace mucho de manera clandestina, “y hay mucha obra clandestina, porque a veces la necesidad nueva del usuario actual para ya poner a funcionar sus inmuebles”.

Sin embargo, aseveró, se encuentran con la tramitología que, es tan tardada que se opta por empezar a hacerlo al interior del edificio, "que es cuando menos observancia se tiene de las autoridades”.

Pero, además, de esa manera, el propietario ya tiene un poco más de disculpa, como es al interior, porque hay algunas licencias que no se necesitan por ser obra al interior.

Por esos mecanismos como que el dueño o el que hace la obra, se trata de escudar, porque también hay mucha obra clandestina y en tanto la autoridad se da cuenta que estás haciendo muchas cosas se destruyen en ese interior, por eso, básicamente es porque las obras son muy tardadas.

Sin embargo, ahora mismo, el patrimonio edificado, en cuestiones de conservación tiene instrumentos de regulación, sin embargo, está bien, se mantiene de manera adecuada.

Sin embargo, los instrumentos de regulación no son asequibles del todo a la población que hace este tipo de arreglos e intervenciones porque se tratan de trámites demasiado tardados que no son tan caros, pero sí tardados que, incluso tiene que ir a tres dependencias diferentes, la gerencia del Centro Histórico, Desarrollo Urbano y el INAH.

Además, cada una tienen sus tiempos y son tiempos muy largos, incluso alcanzan hasta 2 meses por estar esperando una licencia y mientras esos dos meses transcurren hay observaciones en los proyectos.

En ese escenario, dijo Pérez Ramos, la gente opta por no hacer nada, dos, hacerlo de manera clandestina y con esto, poco correcta, o tres, esperar la autorización y eso relentiza el proceso de mejoramiento.

Por otra parte, hacerlo correctamente implica tener personas especializadas en el tema y eso significa un poco más caro y también es muy cara la intervención porque hacer intervenciones en edificios históricos por el tipo de materiales, son muy tardadas y eso encarece muchísimo la obra.

“Esas son trabas que no están ayudando, el estado de conservación físico material está bien, pero las estrategias para su conservación que es la tramitología no son las óptimas y los costos tampoco”.