En la sociedad norteamericana, hace unos años, masturbarse estaba mal visto, sobretodo por la religión donde este acto de onanismo era uno de los peores pecados. La gente creía que esta práctica comportaba desgracias de todo tipo, como el cáncer, ceguera, impotencia, locura y debilidad mental entre otras.
John Harvey Kellogg pensaba que tenía la solución, y que el problema de que la gente se masturbase eran los hábitos alimenticios de esa sociedad, así que ideó unos cereales para la hora del desayuno. Fundado a su vez la compañía Corn Flake Company que más tarde se llamaría Kellogg Company. Con estos cereales, más bien insipidos, intentó conseguir una sociedad pura y casta como su propio inventor que estuvo casado con su mujer y confesó que durante 40 años de convivencia no había mantenido relaciones sexuales, ni tan solo compartir su propio lecho aunque si habitación. Kellogg estaba a favor de la ablación química y en contra de los preservativos y el amor libre.