Una primera investigación, realizada por la Universidad de Nueva York, encuestó a 12 mujeres acerca de sus hábitos de sueño y de alimentación, además de llevar un diario de siete días en el que detallaban cuántas horas dormían y qué comían.
 
El resultado preliminar indicó que las participantes que presentaban problemas de sueño eran más propensas a consumir comida procesada o en restaurantes que el resto.
 
Un segundo estudio, del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos, el Centro de Obesidad de Minnesota y la Clínica Mayo, indagó más sobre el tema y determinó que se consumían más calorías si se pasaba una mala noche.
 
Quienes duermen menos consumen, en promedio, 549 calorías más durante el transcurso del día siguiente, aunque no reporten mayor o menor gasto energético que las personas que descansan adecuadamente.
 
Andrew Calvin, uno de los doctores que trabajó en la investigación, señaló durante la Sesión Científica 2012 de Epidemiología y Nutrición de la Asociación Americana del Corazón, que los problemas de sueño se están incrementando, ya que "un 28% de los adultos están reportando dormir seis horas o menos".
 
Para Giselle Muñoz, nutricionista de la clínica chilena de Las Condes, el sueño es parte importante de una dieta saludable, puesto que advierte que el mal dormir también lleva a las personas a caer en la tentación del "refrigerio de medianoche".