Camila Vallejo Dowling culminó su conferencia “La importancia de la Educación Pública como obligación del Estado, una perspectiva de América Latina desde los Otros”, con un exhorto a favor de la unidad latinoamericana para hacer frente al proyecto privatizador de la educación.

Algunas tibias porras se escucharon.

La candidata a diputada del Partido Comunista Chileno por La Florida cerró su conferencia animándolos a luchar porque “otro mundo es posible”, eslogan del zapatismo mexicano.

Vallejo acuñó una invitación a los jóvenes a luchar por cambiar los modelos privatizadores y mercantilistas, “a no conformarse con lo que se dice, con lo que está, sino siempre estar cuestionando y construyendo alternativas, que nosotros sintamos la responsabilidad de lo que significa construir no solamente un país distinto, sino una sociedad a nivel mundial distinta.”

Un puñado de universitarios se arremolinó en torno a la militante del Partido Comunista Chileno. Como un icono de la izquierda y con el aura de las movilizaciones a favor de la educación pública en el año 2011.

Ante un auditorio entre apático y abúlico, con algunos destellos, la mayoría de los asistentes eran preparatorianos de escuelas estatales y privadas que llenaron el auditorio una hora antes de que iniciara la conferencia, y otros más, estudiantes de la UAP, Vallejo Dowling dio una amplia explicación sobre el problema de la privatización de la educación en Chile.

Los datos y tecnicismos de la conferencia de Vallejo Dowling agobiaron a un buen sector de los asistentes; la conferencista advirtió que no haría “arengas” y lo cumplió.

Durante casi dos horas, Vallejo Dowling explicó cómo desde la dictadura de Augusto Pinochet se privilegió la libertad de empresa sobre el derecho a la educación. En ese mismo esquema, el Estado se desprendió del derecho a la educación dejando en las municipalidades otorgar la educación, sin embargo, las municipalidades carecen de recursos.

En Chile, señaló Vallejo Dowling, la educación dejó de ser un derecho para convertirse en un bien de consumo. El 93 por ciento de las instituciones son privadas.

Un año universitario escolar en Chile cuesta cuatro mil dólares en una universidad pública, lo que obliga a las familias a recurrir al sistema de préstamos bancarios que está en manos de empresarios beneficiarios del régimen de Pinochet y que hipotecan sus vidas las familias por el resto de sus vidas

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Vallejo Dowling no improviso. Sacó su computadora y desplegó un power point. La licenciada en Geografía evitó los lugares comunes, los esloganes de la rebeldía facilona y a pesar de su carisma, evitó la emotividad para concentrarse en los datos y en los argumentos.

Recordó que el marxismo sigue siendo un método de análisis muy útil para conocer cómo funciona el sistema capitalista, pero que se fue formando en las pláticas de la juventud comunista y en los diálogos con otros estudiantes, “las perversidades del modelo neoliberal lo fui comprendiendo en la práctica. Lo perverso que es”.

La candidata a diputada por La Florida afirmó que la defensa de la educación pública en Chile tocó el corazón del neoliberalismo y forma parte de una lucha que incluyó a amplios sectores de la sociedad incluyendo personas de la derecha, estudiantes apolíticos y apartidistas, así como socialistas y comunistas pero que el problema de la educación: “No tiene que ver con una perspectiva de los marxistas en Chile, sino de la sociedad chilena”.

Durante la sesión de preguntas y respuestas, se le preguntó a Camila Vallejo su posición sobre el aborto, la líder estudiantil afirmó que en Chile se practican 150 mil abortos clandestinos al año, “que la mujer defina en razón de sus derechos, sexualidad y reproductivos, del matrimonio homosexual, en términos valóricos me representa mucho esa posición, que se legisle en torno a ello, muchas mujeres, los más pobres, terminan muriéndose y eso no puede suceder”.
Su posición sobre el aborto generó aplausos.

Vallejo planteó que debe construirse un nuevo modelo de participación en la que los partidos políticos dejen de estar desvinculados de las demandas sociales, por lo que explicó que gran parte de los líderes estudiantiles chilenos decidieron ingresar a la lucha parlamentaria, “todos los instrumentos políticos no respondan a los intereses de la gran mayoría, lo social y lo político no pueden estar separados. Si los partidos políticos que responden al interés del mundo popular, hay siempre (que) estar del lado de las organizaciones sociales”.

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Vallejo consideró que durante las movilizaciones masivas en Chile para cambiar el modelo educativo se conjuntaron diversos sectores: “Estudiantes que se dicen de derecha y había una gran riqueza y transversalidad, una gran dinámica, gran transversalidad que permitió la propia diversidad que tenemos”.

—Hay quienes creen que la educación privada es mejor que la pública, ¿todos creen eso?

—Hay muchos que lo creen. En Chile también se decía y uno de los principales discursos, el hecho: mientras más pagas mejor. Como si compraras un par de zapatos, como cualquier bien de mercado y esto fue lo que primó en la paulatina migración de la educación pública a la privada. Te diferenciabas del pobre, y todo lo privado es más eficiente. Lo más divertido hoy en día, la educación privada no es mejor que la educación pública. Lo poco que tenemos en educación pública, esas instituciones son de mayor prestigio que la universidad privada.

Vallejo resaltó que a la educación privada sólo se preocupaban de la docencia y de la rentabilidad y advirtió que la gratuidad no resuelve todos los problemas de la educación: “Yo creo que hay que rescatar la educación pública para que sea una educación de calidad y cumpla su función”.

Señaló que no se trata de una educación gratuita que otorgue el Estado, si en la misma hay problemas de acceso para los sectores más pobres y no se permite la integración de todos los sectores de la sociedad en un mismo espacio. “Hay distintas visiones, cuál es la realidad y la diversidad. También está garantizada por la democracia interna. Si es que yo no puedo fiscalizar cómo se utilizan las cuotas de la institución, van a muchas cosas y no van al proceso formativo. Que la instancia democrática estemos todos los actores, que sea pluralista, que sus bibliotecas no se censuren ciertos autores, que estén todas las visiones incorporadas, hay universidades que prohíben a Marx o prohíben a Hegel. Y si eso pasa en la educación pública estaríamos súper mal. No se trata sólo de lo gratuito, sino que la educación pública recobre sentido”.

La lideresa chilena señaló que la pasividad de los jóvenes es funcional a la estrategia neoliberal, mientras más personas pasivas y acríticas haya.

Pero Vallejo advirtió que protestar por protestar tampoco tiene sentido. “No soy de la idea que por tener autoridad enfrente nosotros nos rebelemos, mucho pasa de eso en los movimientos sociales. Hay que entender el origen de los problemas y plantear soluciones.

"Hay una responsabilidad de la juventud que no pasa por cuan activo soy o no.

”Necesitamos de la fuerza de los trabajadores, de los profesores, de nuestras autoridades universitarias, necesitábamos una convergencia política amplia para enfrentar este modelo.

”Hay que tener mucha humildad y entender cuales son las diferencias que nos separan, pero hay horizontes comunes que son en el proceso de lucha.”