Desde este viernes se podrán visitar 25 monumentales altares en el municipio de Huaquechula, como una de las tradiciones con mayor fama en el estado, donde se esperan recibir hasta 20 mil visitantes en tan solo dos días.
Antonino Soriano Soriano indicó que esperan una derrama económica de 4 millones de pesos debido los miles de visitantes que llegarán los días 1 y 2 de noviembre para apreciar los altares.
En este municipio cada año se colocan altares u ofrendas a las personas que fallecieron durante el año, donde los deudos abren sus puertas para que puedan ser apreciados por familiares, vecinos, amigos y turistas.
Llegan a invertir desde 9 hasta 90 mil pesos, dependiendo del material con que se fabrica desde una semana antes.
Este año fallecieron 25 personas en la localidad, dos de ellos bebés, y no se presentó ningún fallecimiento por accidente, informó.
Y es que en esta localidad ubicada al sur del estado de Puebla es una tradición montar un altar u ofrenda a algún familiar que haya muerto en el año inmediato, sin importar los grandes costos.
Sin embargo, ahora la crisis y falta de fe han hecho que otras 20 familias cuyos familiares perdieron la vida en este año no pongan ofrendas, algunos por falta de dinero y otros por no profesar la religión católica.
Los dolientes montarán los altares monumentales, conocidos hasta internacionalmente, para así recibir las almas de sus parientes que murieron de noviembre de 2011 a septiembre de 2012.
La ofrenda
Según información de la Dirección de Cultura del ayuntamiento de Huaquechula, la ofrenda es un conjunto de elementos que se le ofrecen al ánima y que en vida fueron de su agrado.
Así, se colocan desde cualquier pan, hojaldras, chocolate, mole, tamales, frutas y dulces de la temporada, incluso música u otros de sus gustos, como cigarros o licor.
Existen tres tipos de altares y ofrendas: nueva, vieja y al “ánima sola”. El altar y ofrenda nueva se hacen en honor de las personas que murieron durante el año previo a la fecha de inicio de la celebración.
Este tipo de ofrenda es colocada en un altar de aproximadamente tres metros de altura y tres de ancho. Su elaboración y arreglo implican grandes gastos para las familias, la movilización de sus parientes, deudos y amigos más cercanos.
El altar de ofrenda nueva está compuesto de tres pisos. Según la tradición, el primer piso significa la vida en la tierra, por lo tanto en este nivel se coloca la ofrenda de la comida y objetos que fueron del agrado del difunto o que empleaba en su trabajo. También, puede ser colocada la representación de un ataúd, y es colocada la fotografía del difunto, a veces mirando hacia un espejo, lo que permite dar profundidad al diseño del altar.
El segundo piso representa la unión de lo terrenal con lo divino. En el tercer nivel se representa lo divino. En este último nivel se coloca una imagen religiosa o crucifijo, generalmente con una copa de vino de consagrar cubierta con la hostia.
Todos los altares son de satín blanco y en las orillas están usualmente adornados con papel dorado. Los altares cuentan con pequeñas esculturas de ángeles, algunos llorando en señal del duelo por los familiares.
El altar y ofrenda vieja se dedica a las personas que murieron años atrás pero que aún los esperan las cosas que en vida les gustaron. En este caso, la ofrenda se prepara con alimentos cocinados, frutas y flores, y es destinada a una o más personas.
La ofrenda al “anima sola” se dedica a aquellos difuntos que murieron hace mucho tiempo y con los cuales la población ha perdido un contacto genealógico.
Para celebrarlos, en las calles del pueblo se construye un nicho de madera o de ladrillo, en donde se coloca una veladora, un vaso con agua y flores.
El altar es la estructura que se arma con tablones y cajones de madera, de acuerdo con las posibilidades económicas de la familia y de la creatividad del compositor de la ofrenda.
Las ofrendas son impresionantes estructuras que llegan a medir hasta 3 metros de altura, revestidas por una brillante tela llamada satín, que puede ser blanca o de color azul cielo, verde limón, azul turquesa o rosa mexicano, pero nunca color negro.
Tachuelas o alfileres sirven para dar forma a los abultados pliegues, logrando caídas suaves.
Cada nivel de la estructura está marcado por cartulina troquelada, delineando figuras de herrería llamadas “Barrales de muertos”, que le indican a las ánimas el camino a seguir, que se conforma con tres niveles siguientes.
La espera
Las familias con ofrenda nueva preparan todo para recibir al ánima a las 14 horas de 1 de noviembre, cuando tocan las campanas de la iglesia en señal de que es el momento de salir a recibir a las ánimas de los difuntos.
Los familiares salen de la casa y forman un camino de pétalos de flor de cempasúchil, rociado con agua bendita, aromatizando el ambiente con un sahumerio con copal. A los niños, generalmente, se les espera con flores blancas.
Después de la llegada del ánima, se procede a recibir a los visitantes que llegan a la casa. Los amigos y familiares que tuvieron una relación estrecha con el difunto entregan una vela sencilla, labrada o adornada con un ramo de flores de tela.
A cambio, se les invita a pasar a comer un poco de mole con arroz, tortillas y agua de sabor o refresco; si la visita es por la tarde o por la noche, ofrecen chocolate y pan.
La conmemoración de los habitantes de Huaquechula en el Día de Muertos es la expresión del deseo e intención de propiciar el regreso de las ánimas, de ir a su encuentro y celebrar dignamente su llegada.
La presencia del ánima se materializa en rituales que lo acercan y unen con los vivos, siendo ésta la consecuencia de mayor trascendencia del despliegue de recursos y energía realizado en el Día de Muertos.
Hay que tener en cuenta que, ante todo, esta celebración es un ritual sagrado que representa para todas estas personas un encuentro con sus seres queridos que han dejado de morar en esta fase terrenal.
Por lo tanto, el ayuntamiento de Huaquechula recomienda a todos los turistas o visitantes participar respetuosamente de todo este ritualismo cultural tan sagrado para la gente de aquella parte de Puebla.