Luego de que Casa en Puebla en Nueva York se apropió de la Antorcha Guadalupana a partir del próximo año, el movimiento podría perder el sentido para el que fue creado una vez que eran migrantes sin filiación política quienes participaban desde hace 13 años por medio de la Asociación Tepeyac fundada por migrantes poblanos se ha convertido desde el 2001 cuando fueron los ataques terroristas, el un interlocutor de los migrantes con el gobierno de los Estados Unidos, el cual le ha dado un reconocimiento como agrupación humanitaria.
Dicha organización ha luchado más por los derechos de los indocumentados que las instancias gubernamentales de México, al principio se trataban de la defensa de los poblanos, posteriormente fue de mexicanos en general, y ahora no se distingue ningún país.
La agrupación se mantiene a la espera de las reformas migratoria que propone el presidente Barak Obama de las cuales sus representantes señalan que si bien no son una solución definitiva si van a apoyar a los migrantes para que se vayan ambientando en las nuevas reglas.
Dicha organización ha apoyado en la repatriación de cuerpos de mexicanos que fallecieron en los Estados Unidos y mantiene una posición humanitaria a favor de los migrantes, siendo la esperanza de estos luego de la burocracia que se presenta en las sedes diplomáticas de México en el extranjero
La última visita
El pasado 11 de octubre fue la última visita a Puebla de la Antorcha acompañada por familiares de migrantes ahí se revivió la esperanza de los poblanos que tienen familiares que fueron en busca del sueño americano, pero este año el símbolo estuvo presente en Iguala, el día de la masacre de estudiantes.
Con fe católicos y no católicos pero que apoyan la lucha por el respeto a los derechos humanos de los migrantes llegaron al templo de La Asunción donde se reflexiono acerca del dolor que enfrentan las familias que se han desintegrado, y algunas nunca volverán a unirse porque algunos de ellos murieron en el desierto o en el intento de cruzar el rio.
En una breve ceremonia Gustavo Rodríguez Zárate, titular de la Pastoral del Migrante, recordó que desde el año 2000 las dos imágenes (Virgen de Guadalupe y Juan Diego) hacen el recorrido de la Basílica del Tepeyac hasta la catedral de San Patricio en Nueva York.
El sacerdote recordó los tres motivos por los que surgió la carrera, la primera es que las fronteras no dividan a las familias, que haya un lazo de comunión a través de la imagen de la Virgen de Guadalupe.
La segunda, dijo, “pedirle a Dios y a la Virgen que no se pierda la fe católica en Jesucristo, aunque estén lejos de su casa de sus costumbres de su Pueblo, que mantengan su fe y se vuelvan alegres misioneros en aquellos.”
“Tercero que las familias no se desunan por las situaciones que no se tienen papeles para regresar, y se mantenga la unidad.
“Lo que le pedimos a la virgen es que nuestros familiares crucen la frontera sin morirse, son gente buena que solo quiere trabajar” fue la frase de una mujer en el barrio de Cuayantla, perteneciente a la junta auxiliar de San Bernardino Tlaxcalancingo al recibir con copal la Antorcha Guadalupana.
Antorcha dentro, balacera afuera
Durante su recorrido por Puebla el coordinador de logística del Carrera Guadalupana, Marco Antonio Mendieta, en conferencia de prensa dijo que el momento más difícil se vivió a finales de septiembre cuando llegó la Antorcha a Iguala, Guerrero, y mientras estaban en el templo a cinco calles ocurría la balacera que terminó con la vida de estudiantes.
Dijo que en el recorrido son los jóvenes que no conocen a sus padres porque los abandonaron para tratar de darles un futuro mejor, quienes piden correr con la luz de la esperanza.
Indicó que le han dicho “dicen que tengo todo, pero dejaría esto por conocer a mis papás que se fueron a los Estados Unidos cuando era niño y nunca los volví a ver, si no tengo a mis padres no importa lo demás”
Insistió en que hay esas historias de los pueblos donde la gente da todo a la peregrinación, mientras en las ciudades se les ignora.
La fe indígena
El 11 de octubre con danzantes, el toque el teponaxtle y el caracol los habitantes de la junta auxiliar colindante con las colonias más exclusivas de Puebla se reunieron para portar la Antorcha Guadalupana, símbolo de fe de los familiares de los migrantes mexicanos de 10 estados del país que se espera llegara a la catedral de San Patricio en Nueva York el próximo 12 de diciembre.
Cirila Pérez Cuaya, con su vestimenta indígena acompañando al símbolo guadalupano señaló que ella tiene fe en que la virgen cuide a sus familiares, que ya no haya más muertes en la frontera, y que algún día regresen para estar en su tierra.
Dijo que está la fe y esperanza de que la situación vaya a cambiar para los migrantes, eso se lo han dicho sus familiares que en estos momentos la pasan muy difícil.
Benjamín Coatl no ve a sus hijos desde hace diez años en que cruzaron para el otro lado, solo mandaron por dos de sus nietos hace cinco porque les habían conseguido trabajo en los restaurantes de Nueva York, pero ninguno de ellos esta de manera legal.
Hortensia Coatl quien regaló frutas a quienes peregrinaron por la población señaló que desde hace 12 años lo hace, y es una ofrenda a la virgen, el pedir que ayude a los mexicanos que son maltratados en los Estados Unidos solo por querer trabajar.
“Este evento es un estímulo para que quienes tienen familiares en Estados Unidos acompañen la imagen de la Virgen de Guadalupe y la antorcha, que simboliza una esperanza para los connacionales. La finalidad es hacer conciencia para un mejor trato hacia los migrantes”
Los participantes indicaron que en el recorrido de 82 días “Tanto en México como en Estados Unidos miles de corredores entregan alma, coraje, sudor, energía y templanza, desde la ciudad de México hasta la ciudad de Nueva York por la fe, la tradición, la dignidad, la justicia, por las familias divididas y por el recuerdo.”
Sigue el maltrato
La situación de indocumentados y migrantes revela la iglesia en Puebla es grave ya que de los que acuden a las parroquias, nueve de cada diez han sido asaltados, extorsionados, y muchos de ellos —según sus testimonios— son atacados por personas amparadas por Migración, Policía y autoridades civiles.
“Los indocumentados no saben a dónde acudir porque los Ministerios Públicos de los municipios están coludidos con el crimen organizado, o sea que el crimen organizado también son los ministerios públicos y esto es muy grave.”