María Gloria, Ana Ofelia e Irma Yolanda, tienen una meta similar: localizar a sus hijos desaparecidos que salieron de Centroamérica cuando buscaban el sueño americano.

Las tres forman parte de la XII  Caravana de Madres Centroamericanas que llegó a Puebla, integrada por 41 mujeres y hombres que buscan a sus hijos desaparecidos, en algunos casos, desde hace 16 años.

Portando las fotografías de sus hijos en hojas enmicadas tamaño oficio, arribaron a las calles del centro de la ciudad, siempre unidas por la esperanza de encontrarlos.

En todos y cada uno de los casos, los jóvenes centroamericanos buscaban llegar a Estados Unidos, para poder lograr un empleo bien remunerado con el que mantener a sus familias.

Sin embargo, ahora todo es zozobra, controversia y miedo, pero siempre con esperanza, señalaron, ante los oídos sordos de las autoridades.

La pesadilla del sueño

Maria Gloria, se toma los lentes bifocales para explicar la desaparición de su sobrino, Rafael Antonio, a quien dijo quiere como su hijo, que salió el 16 de noviembre de 2013 de El Salvador en busca de empleo en Estados Unidos.

El el 11 de mayo siguiente se comunicó con él por última vez, cuando ya había llegado a Mexicali, Baja California, a un paso de cruzar la frontera. “Ahí fue la última llamada”, recuerda la mujer de la tercera edad entrecerrando sus ojos.

 


 

Vestida con una sudadera amarilla y gorra banca para protegerse de el sol, de manera amable hace a un lado el tamal que le dieron los organizadores de la Caravana junto a su agua de Jamaica.

-¿Qué le han dicho las autoridades?

-Qué van buscarlo y como siempre le dicen a uno, pero no perdemos la esperanza de que primero Dios lo vamos a ver.

-¿La esperanza sigue viva?

-Claro que sí, sigue viva por que ya han hallado pues a algunos y primeramente Dios a él también -respondió como si hubiera tomado energía, dejando ver una sonrisa con sus ojos detrás del cristal con brillo de esa esperanza.

Rafael Antonio, es una persona madura como se muestra en la fotografía que porta su tía en el pecho, con hijos de 16, 28 y de 36 años de edad.
 
En otro caso, Ana Ofelia, dice orgullosa: “él es mi sobrino, pero también mi hijo”, luego de la desaparición de Álvaro Emilio Baradiaga Carrillo, originario de Honduras, desaparecido hace 16 años.

La madre de Álvaro, sufre esclerosis múltiple, por lo que no puede acompañar a la Caravana, pero en su representación llegó Ana Ofelia.

Cuando salió rumbo a Estados Unidos, apenas tenía 17 años de edad. “En mi corazón conservó la esperanza de que está vivo, este 20 de noviembre cumplió 33 años de vida”, dijo optimista.