Hoy celebramos la Solemnidad de la Ascensión del Señor. Hace cuarenta días celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, El resucitado nos hace mirar hacia el cielo. Hoy ponemos nuestros ojos en lo alto, Cristo ha regresado a la casa del Padre; pero recordemos que volverá lleno de poder y gloria al final de los tiempos
El autor del libro de los Hechos de los Apóstoles, nos narra el acontecimiento de la Ascensión, el Resucitado se encuentra con sus discípulos en Betania, cerca de Jerusalén. Terminada la misión, regresa a la derecha del Padre. Ahora la misión de la construcción del Reino es de sus discípulos, de todos nosotros los bautizados. Él ha inaugurado su Reino en la cruz; recordemos que nosotros debemos de seguir la construcción del Reino en el aquí y en el ahora, para gozarlo eternamente en la Casa del Padre por toda la eternidad, como Él lo ha prometido.
Israel cantaba a Yahvé su Dios el salmo 46, que es un himno compuesto casi quinientos años antes del nacimiento de Cristo. Tras el triunfo de los Macabeos el pueblo expresa que Dios es el Rey de toda la tierra y que ningún rey de este mundo tiene un poder real. Para nosotros es una manera alegre de celebrar su amor y su ternura para con todos los hombres y mujeres que nos hemos hechos sus hijos atreves de su Hijo Amado.
Hoy también la Carta a los hebreos nos recuerda, que en el Templo de Jerusalén el sacerdote sacrificaba animales por sus pecados y los del pueblo, era necesario repetir esos sacrificios; pero Cristo en la Cruz con su sangre, destruyó para siempre el pecado y la muerte con su sacrificio eficaz, que ya nunca podrá ser substituido por otro, Él ha dado la vida por nosotros, por amor al Padre y porque nos ama desde siempre.
Es un tiempo de descubrir que Cristo está al centro de toda la creación y de su Iglesia, y que como Iglesia debemos de comprometernos anunciar el Reino a todos los rincones del mundo. Hoy tenemos la necesidad de ver hacia el cielo y también descubrir que somos parte de la construcción del Reino; porque creemos en Jesús el Resucitado.
San Lucas en su evangelio nos pone de manifiesto que la fuerza salvadora viene del Señor, que irá engrandeciendo nuestra vida, para hacernos portadores de la Buena Noticia que hemos de comunicar a los demás. Eso es lo que nos encargó el Señor en el momento de su Ascensión. Abramos nuestro corazón a la Palabra de Jesús.
El anuncio del Reino debe de llegar a los más necesitados, de amor, de paz. Anunciar el Reino es vivir la solidaridad hacia el hermano.
Quien espera la segunda venida de Cristo, es el que mira hacia el cielo y desde su pequeñez e infidelidad; pero que busca la fuerza en la Palabra de Cristo y en su Cuerpo y Sangre encuentra el verdadero alimento que lleva a una autentica alegría.
Concédenos, Señor, rebosar de alegría al celebrar la gloriosa ascensión de tu Hijo, y elevar a ti una cumplida acción de gracias, pues el triunfo de Cristo es ya nuestra victoria y, ya que él es la cabeza de la Iglesia. Por Cristo Nuestro Señor.
Por eso san Lucas en su evangelio hoy nos pone de manifiesto que la fuerza viene del Señor, que Él irá engrandeciendo nuestra vida, para hacernos portadores de la Buena Noticia que hemos de anunciar a toda la humanidad. Es lo que Jesús encargó a sus amigos en el momento de su Ascensión. Vivamos esta semana la alegría del anuncio del Evangelio en todas nuestras responsabilidades diarias.
Paulo I Carvajal Ramos