Cientos de católicos participaron en la procesión del Jueves de Corpus, donde en dos ocasiones entonaron cánticos por la paz en Puebla y el respeto entre los hombres, además de llamar a redoblar la fe.
Sin la presencia del arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, pero siendo encabezada por los obispos auxiliares Felipe Pozos Lorenzini, así como Tomás López Durán, los católicos de diferentes congregaciones, así como alumnos de escuelas de inspiración católica, caminaron del Jardín del Carmen hasta la catedral.
En la retaguardia, un grupo de personal de limpia del Ayuntamiento levantó las flores de las alfombras que se colocaron para el paso del “Santísimo”, además del confeti que se arrojó por parte de los fieles, así como los pétalos de rosa que lanzaron las monjas capuchinas al llegar la procesión al llamado templo Del Niño Cieguito, aunque su nombre oficial es Santa Ana y San Joaquín del Convento de Capuchinas.
La celebración del Jueves de Corpus por las calles de Puebla es una de las procesiones tradicionales de la iglesia que fueron rescatadas, con lo cual son tres las que se celebran en el año, pues también se revivió el Viacrucis del Viernes de Dolores y, desde 1992, se encuentra la Procesión del Viernes Santo.
Al iniciar la procesión, el obispo Felipe Pozos explicó que la iglesia celebra la Solemnidad de Corpus Christi, en la que se proclama la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía y le rinde públicamente el culto de adoración, mientras la fiesta se celebra en jueves a 60 días del Domingo de Resurrección.
En catedral, el obispo hizo un llamado para que se termine la indiferencia hacia la Eucaristía, pues refirió que muchos hermanos viven en el abandono espiritual y por ello se da la descomposición social que vivimos en la actualidad.
Refirió que la fiesta que hoy se celebra tiene que ver con la Eucaristía que dejó Jesús a sus apóstoles, así como la institución del sacerdocio, pues hizo referencia a que sin él no habría impartición de la Eucaristía.
Llamó a que se erradique la indiferencia que se vive hacia la Eucaristía, ya que puso de ejemplo a muchos hermanos que viven alejados de ello y que prefieren otras prácticas que a veces lastiman a la propia sociedad.
Agregó que por esa indiferencia se dan homicidios, conductas ilícitas y demás, por lo que exhortó a que quienes comen del cuerpo de Cristo prediquen el ejemplo y apoyen para que se dé ese acercamiento.
La tradición de Las Mulas
El jueves de Corpus es llamado el Día de la Mulas que, de acuerdo con los datos históricos, data del año 1526, cuando después de rendir culto al Santísimo Sacramento en la Catedral de México, los campesinos traían en sus mulas algunos frutos de sus cosechas para ofrecérselas a Dios como señal de agradecimiento.
Cuentan que un hombre, llamado Ignacio, tenía dudas acerca de su vocación sacerdotal y un jueves de Corpus le pidió a Jesucristo que le enviara una señal. Al Pasar el Santísimo Sacramento frente a Ignacio en la procesión, Ignacio pensó: "Si ahí estuviera presente Dios, hasta las mulas se arrodillarían" y, en ese mismo instante, la mula del hombre se arrodilló.
Ignacio interpretó esto como señal y entregó su vida a Dios en el sacerdocio y se dedicó para siempre a transmitir a los demás las riquezas de la Eucaristía. Así fue como surgieron las mulitas elaboradas con hojas de plátano secas con pequeños guacales de dulces de coco o de frutas, de diversos tamaños. Ponerse una mulita en la solapa o comprar una mulita para adornar la casa, significa que, al igual que la mula de Ignacio, nos arrodillamos ante la Eucaristía, reconociendo en ella la presencia de Dios.