Como si se tratara de un sábado normal o como si el coronavirus no existiera en Puebla, cientos de habitantes hacen su vida normal en las calles de la capital.

Sin temor al contagio o hasta la muerte, ancianos, niños, jóvenes, trabajadores, vendedores y hasta personas con discapacidades, se les vio este fin de semana caminando por las calles del primer cuadro de la ciudad, durante un recorrido de Intolerancia Diario.

El último reporte de la Secretaría de Salud de Puebla, señala 141 defunciones por Covid-19 y 676 casos positivos.

Tan solo en las últimas 24 horas se registraron 10 nuevos decesos y 38 casos positivos, según el reporte oficial.

Como una Puebla sin coronavirus

Algunos lo hacen por cuestiones laborales, otros por abastecerse de víveres, pero también los hay por paseo.

Una vendedora de memelas en la 21 Poniente y casi avenida 16 de septiembre, quien con su cubrebocas prepara el típico alimento poblano.

Asimismo se le apreció sobre la 21 Poniente y 5 Sur a toda velocidad en su triciclo a un vendedor de tamales, quien gustoso ya va de vuelta a casa, tras vender su tambo completo.

En la avenida 7 Sur y 23 Poniente, una enorme fila de una docena de personas, esperan pacientes a que les despachen huevo en la expendedora de esa esquina.

Todos los clientes con cubrebocas, algunos de la tercera edad, se tratan de separar uno al otro, sin embargo, la sana distancia que guardan no abarca ni el metro y medio.

Además en la esquina de la 25 Poniente y 5 Sur, una familia con niños ordenaban al mesero de un restaurante de mixiotes y barbacoa, sentados en sus mesas del establecimiento que no ha cerrado por la pandemia a diferencia de muchos. 

Sobre la avenida 16 de Septiembre y 15 Poniente, justo enfrente del jardín de El Carmen, la paletería del mismo nombre, despacha a unos jóvenes.

Los muchachos gustosos nada más hacen a un lado el cubrebocas para lamer la paleta de hielo, mientras dan su paseo por el jardín.

Durante todo el trayecto sobre la 16 de Septiembre –una de las calles principales que llevan al zócalo de la ciudad- se aprecia a personas caminando de lo más normal, algunas pocas sin cubrebocas, sobre todo jóvenes.

En la iglesia del Niño Cieguito en la 9 Poniente, un invidente toca su guitarra en busca de una limosna, mientras un grupo de personas descansa en las escalinatas del templo.

Justo en la esquina siguiente de la 7 Sur, una persona discapacitada camina con una andadera con mucho esfuerzo, mientras es rebasado por otros peatones indiferentes a sus difíciles movimientos.

Al llegar a la 3 Poniente-Oriente, esquina del zócalo de Puebla y Catedral, una patrulla impide el paso vehicular, pero no peatonal, por lo que en el pasillo del portal se nota mucha gente en tránsito.

Al dar vuelta por la 3 Poniente, las dobles filas continúan, como en cualquier día sin Covid-19, incluso un  franelero está atento a las propinas o automóviles que llegan.

En tanto, los estacionamientos de enfrente de la tienda Sears, están semillenos, con sus trabajadores en la calle moviendo una franelera para atraer a los automovilistas, claro con su “protección” del cubreboca.

Al dar vuelta sobre la 3 Sur, es la misma imagen, peatones por todos lados de las aceras y automóviles llenando los espacios de estacionamiento de las calles.

La vida en Puebla, aunque si ha bajado en afluencia, en lo general cientos de personas siguen su vida normal, con la diferencia de que portan el cubreboca, como su escudo protector en tiempos del coronavirus.

Aumenta movilidad

La gente no respeta las indicaciones del gobierno federal, debido a que no cree en la enfermedad, no cuenta con un familiar contagiado, pero esto hará que la curva sea más alta en las próximas dos semanas, aseveró el encargado de despacho de la Secretaria de Protección Civil y Gestión de Riesgos, Gustavo Ariza Salvatori.

Por lo tanto, la movilidad en la capital ha aumentado en un 53 por ciento en la capital, porque los poblanos no creen en el coronavirus Covid-19, indicó.

“La gente no se queda en su casa y la movilidad no es respetada, porque no conocen de alguien cercano a ellos con la enfermedad, aseguran que no existe, pues entre más salgan más nos vamos a tardar a regresar a la normalidad”, dijo.

El funcionario municipal explicó que la gente no respeta las indicaciones del gobierno federal, debido a que no cree en la enfermedad, no cuenta con un familiar contagiado, pero esto hará que la curva sea más alta en las próximas dos semanas.