El control de las calles del centro de grupos de trata de personas es contundente, al grado de poder atacar gente sin que haya autoridad de por medio.

De este modo fue agredido el fotógrafo de Intolerancia Diario, por estos grupos delincuenciales que controlan la prostitución en el primer cuadro de la ciudad.

El fotorreportero, Cristopher Damián, fue golpeado cuando sacaba gráficas para un reportaje sobre la prostitución en las calles de Puebla, rodeado por más de 15 sexoservidoras.

La zona norte del primer cuadro de la ciudad de Puebla, está proliferando la prostitución, sobre todo ante el cierre de hoteles y moteles por la pandemia de Covid-19.

Incluso existen menores de edad que ofrecen el sexoservicio en dicha zona provenientes de los estados de Veracruz, Oaxaca y Chiapas, según la representante de la Unificación de Sexoservidoras de Puebla, Lourdes Hernández “Lulú”.

“Sí hay muchas menores de edad en las calles del Centro Histórico, que no pertenecen a nuestra organización y no sabemos para quién trabajan y se ubica en la calle 4 Poniente y 3 Norte”, señaló en una entrevista a medios locales hace unos días.

Callejeando

Una joven mujer, que no rebasa los 30 años, espera pacientemente en una esquina del centro de la ciudad de Puebla, “de algo tengo que vivir”, dice tristemente.

Por horas, parada en el lugar, recibe todo tipo de comentarios y miradas lascivas, desde los halagadores, hasta los más prosaicos los que tiene que aguantar.

Así es como se busca ganar a la vista a los clientes en una esquina del centro de la capital de Puebla, pero ahora con el cubrebocas que combine y acompañada de al menos otras dos mujeres.

Cuando alguien llega a preguntar del costo y acordar un pago, inmediatamente acuden a un hotel de la zona, de esos que deberían estar cerrados por la contingencia sanitaria.

Como ella, decenas de mujeres se buscan ganar la vida mediante el sexoservicio en las calles del centro histórico de Puebla, sobre todo en el norte del primer cuadro de la ciudad.

A la vista de cientos o hasta miles de transeúntes en esta zona comercial de Puebla, ejercen a plena luz del día el que se llama oficio más antiguo del mundo y ahora, en medio de una pandemia,

Al intentar hacer una entrevista, fue imposible, sobre todo por el temor de ellas al afirmar que están siendo vigiladas por los que llaman “parejas”, pero conocidos como “padrotes”  y quienes a lo lejos mantienen el control.

Cuando alguien llega a molestarla más fuerte, inmediatamente aparecen sujetos que están comunicados por celulares entre ellos, quienes pasan constantemente a verlas.

Sólo alcanzan a decir entre una breve charla que lo que hacen es por necesidad y hambre, al no tener un trabajo.

Todas coinciden que no están siendo explotadas, sino lo hacen por lo señalado.

Lo cierto es que cuando llegan a tener un cliente, el 50 por ciento del dinero ganado pasa a mano de la “pareja”. Los cobros oscilan de entre 50 hasta 200 pesos, dependiendo del servicio sexual.

En esta zona de la ciudad, los clientes son por lo general personas de bajos niveles económicos y estratos sociales.

Datos duros

Con 96 carpetas de investigación, el estado de Puebla a nivel nacional se mantiene en segundo lugar por el número de denuncias por la explotación sexual, de acuerdo con el Diagnóstico sobre la Situación de la Trata de Personas en México 2019 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), publicado a finales del año pasado.

La CNDH reportó entre cien y 499 víctimas de trata de personas en la entidad durante el periodo de 2012 a 2019.

Asimismo, de 2012 a 2016, la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra) emitió sentencia a 40 personas por su responsabilidad en los delitos de trata cometidos en la entidad poblana.

Además el área especializada de la Fiscalía General de la República (FGR) colocó a Puebla como el segundo estado del país donde más investigaciones se realizaron, con 96 averiguaciones en un periodo de 13 años, mientras que la Ciudad de México sumó 227 casos.

El llamado

“El Poder Legislativo tiene un papel clave para crear un marco jurídico que coadyuve a combatir este fenómeno delictivo, a no dar paso a la impunidad de los tratantes y brinde protección a las víctimas”, sentenció la senadora Nancy de la Sierra Arámburo.

De este modo, lo señaló hace unas semanas durante su participación en el foro virtual denominado “Retos y Avances en la Persecución del Delito de Trata de Personas y en la Atención a las Víctimas del Delito”, organizado por la Comisión Unidos contra la Trata.

Aseveró la importante responsabilidad que tiene el Estado de: prevenir, sancionar y erradicar esta práctica inhumana que dolorosamente cada día cobra más vidas en México y en el mundo.

Lamentó que a pesar de los esfuerzos desde distintos frentes, el delito de trata de personas que daña de manera irreparable a las víctimas, sigue existiendo como uno de los mercados ilícitos más lucrativos a nivel global.