El negro de la madrugada del 31 de octubre se encendió en un segundo, como si el sol saliera antes de tiempo, “el cielo se pintó de rojo”, recuerda María Asunción, sin poder contener las lágrimas y la voz quebrada.

Uno o dos minutos después, miles de personas corrieron despavoridas por las calles de San Pablo Xochimehuacan, junta auxiliar de la capital del estado de Puebla, como en una escena de guerra o hasta de película.

Corrían, algunos sin zapatos, en chanclas, pijamas y hasta en paños menores, lo importante era salvar la vida, ya que al mismo tiempo, seguían por lo menos tres explosiones, de acuerdo a lo que contaron algunos testigos.

De este modo, la junta auxiliar de la capital de Puebla se estremeció, en lo que pudo ser una tragedia mayor, que se evitó gracias a las alarmas vecinales e incluso los grupos de WhatsApp.

Después de las 2 de la mañana, las alertas en los chats grupales empezaron a sonar constantemente, por un fuerte olor a gas que inundó la zona.

Así la gente por sí sola empezó a salir de sus casas como medida de precaución, para minutos después ser apoyados por elementos de Protección Civil, acción que salvó muchas vidas.

Pero a la primera explosión, la calma se desvaneció y todos empezaron a correr para protegerse.

“Ver las llamas y como se oía y no saber que te puede alcanzar, nada más digo córranle”, recordó María Cruz Mirón Rodríguez, cuya casa está atrás del Hospital de Ortopedia, a un lado de la autopista a México.

Una persona muerta, más de 11 heridos por quemaduras de segundo y tercer grado, 4 de ellos niños; 54 casas destruidas y 2 mil evacuados es el saldo oficial preliminar.

#Explosión 🧨 Se cimbraron hasta los cristales 🪟

👉🏼 Juan Bautista relata el momento de las explosiones ocurridas la madrugada de este domingo en San Pablo #Xochimehuacan

📹 vía @yazcurinoticias pic.twitter.com/Dui3HWiTCa

— Intolerancia Diario (@IntoleranciaID) October 31, 2021
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De la reunión al pánico

María Asunción Zepeda, nunca se imaginó pasar la noche en el albergue del Templo de Mormones, a varios kilómetros de su casa, donde corrió peligro como nunca en sus 50 años de vida.

Se encontraba en una pequeña reunión familiar de esas que miles de personas tienen los sábados por la noche, luego de ser visitada por su hijo, nuera y dos pequeños nietos.

De pronto a su teléfono celular empezaron a llegar mensajes de grupos vecinales de WhatsApp, dando aviso que había una fuga de gas, lo que los puso en alerta.

Al salir de su casa por el patio de la parte trasera, escuchó la primera explosión.

“Se lo juro, que fue impactante y traumático porque literal el cielo se pintó de rojo. No sabía qué hacer, correr, lo que sí empecé fue a gritar”, recordó con su voz entrecortada y lágrimas que empezaron a escurrir hasta su cubrebocas.

“Los nervios me estaban ganando, mis hijos me empezaron a tranquilizar, uno quería salir corriendo, pero no sabía ni a dónde porque no sabíamos si iba a ser más fuerte y podría ser que nos tocara, eran sentimientos muy fuertes”, dijo.

Fue así cuando la familia salió al patio para cruzar a la calle, cuando escucharon una segunda explosión y vieron los vidrios de su casa y de vecinos quebrarse.

En esos momentos la nuera e hijo de María, se pusieron muy nerviosos y empezaron a llorar, porque simplemente no sabían qué iba a pasar.

Fue así como fueron reconfortados por vecinos, que como ellos, salieron de sus casas: “Una vecina de enfrente me dijo 'vámonos de aquí', y le dije que 'yo no tengo donde ir'”.

En ese momento su hijo, corrió hacia la casa de su suegra, ubicada en pleno centro de San Pablo a escasos metros de la explosión.

Al irse corriendo, atestiguó los momentos más difíciles que ha pasado la comunidad en su historia, al ver a la gente corriendo en una estampida, algunos en coche, pero la mayoría corriendo con todo y niños, así como ancianos.

“La gente se volvió loca literalmente, salieron corriendo despavoridos a ponerse en protección”, recordó María.

En tanto, ella, con sus nietos y nuera, fueron acompañados por la vecina, quien los llevó a la carretera a Santa Ana, donde finalmente minutos después fueron alcanzados por su hijo y la suegra, ambos sin lesiones. “El trayecto para salir de San Pablo, era un caos”.

La angustia de las familias

Para Mary Cruz Mirón, no fueron distintas las cosas, aunque ella junto con su familia sí dormía, gracias a los llamados por WhatsApp, se puso en alerta, pero después de las explosiones.

Su casa está ubicada a unos metros de la zona de la explosión, donde dormían como en cualquier madrugada.

“Sacamos a los perros, como Dios nos dio a entender, uno de mis hijos con un solo zapato, mi bebé en pañales (…) una vecina se cayó por el miedo y su hija estaba en pánico”, dijo.

Recordó que los vidrios se cimbraron como si fuera un terremoto en el Hospital de Traumatología, cuando cruzaron por la zona.

“Las llamas en el cielo, la noche era de día. Esperamos no vivir algo así, esperemos que la gente que roba tome conciencia (...) Supongo que la ordeña se hace muy noche, no te percatas, seguro algún vecino se dio cuenta y se cayó. No es algo de que te robé tu celular y fue a ti, sino que pasó a traer a cuanta gente, pero gracias a Protección Civil. que nos evacuó, no hubo tanto muerto", señaló la joven mujer.

#Ahora ⚠️ "El cielo se pintó de rojo”, recuerda María Asunción, sin poder contener las lágrimas y la voz quebrada. 😪

Así fueron las explosiones por la ordeña de ductos en #SanPabloXochimehuacan. ⬇️

Vía @castilloloyo 📹 pic.twitter.com/OBGJ2oOibv

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-Siento que estamos bien, pero hay algo por dentro que no nos va a dejar descansar, llegar a dormir, regresar, estar con el oído y el ojo abierto a ver cuándo nos toca de nuevo.